Una suave alfombra de flores amarillas, violetas, rosadas y rojas cubre el paisaje lunar del Valle de la Muerte, el lugar más árido de América del Norte. Situado en el este de la Sierra de Nevada, recibe apenas 50 milímetros de lluvia anual como promedio y en 1913 registró la temperatura más alta de que se tiene noticias en el planeta: 56,7°.
Según un artículo publicado por la BBC de Londres, muy pocas plantas crecen habitualmente en la zona, ubicada 86 metros por debajo del nivel del mar entre el desierto de Mojave y la Gran Cuenca. Pero en octubre cayeron 76 mm de lluvia, todo un récord en la zona.
Las lluvias torrenciales están vinculadas al fenómeno El Niño, un fenómeno climatológico que consiste en el calentamiento de la región Centro y Centro Este del Pacífico ecuatorial y provoca un aumento de las precipitaciones en las costas de ese océano.
Y no es otro que El Niño, el responsable del florecimiento de unas 20 plantas silvestres en la zona, que se dividen los estados de Nevada y California. El fenómeno, bautizado como la "superfloración", atrae a miles de turistas al valle, que es también un Parque Nacional de Estados Unidos de América.
Las semillas de las flores silvestres permanecen en estado latente durante la mayor parte del año.
Si germinan, las flores viven muy corto tiempo. En 1998 y 2005 también se produjeron "superfloraciones" y en ambos casos estuvieron vinculadas a El Niño.
En octubre, el desierto de Atacama, en Chile –el lugar más seco de la Tierra– también floreció por primera vez en dos décadas a causa de las lluvias asociadas a ese trastorno en los patrones del clima.
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