A
fines de febrero, la empresa Uber comenzó a cobrar una tarifa
diferenciada dependiendo de la cantidad de personas que soliciten el
servicio, es decir que los precios suben o bajan dependiendo de la
cantidad de autos que hay disponibles.
Eso
implica que cuando la demanda de viajes supera a la oferta de autos que
hay disponibles, se activa un "multiplicador de la tarifa habitual"
para "incentivar que un mayor número de conductores presten su
servicio", según explicó en un comunicado la empresa.
Cuando
el precio es mayor, la aplicación le avisa al usuario y pide
autorización para continuar con la solicitud del viaje. Si la demanda se
iguala a la oferta, los precios vuelven a sus tarifas normales. En los
casos en que sube, los usuarios tienen la opción de esperar a que haya
un balance para no pagar el viaje más caro.
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