jueves, 31 de diciembre de 2015
P. SOCIALISTA: P. APEZTEGUIA SE ALEJA DEL PARTIDO
Las resoluciones del último congreso del Partido Socialista de Uruguay, que se produjo el 13 de diciembre pasado, dieron a luz una polémica interna. Este jueves se conoció el alejamiento del economista Pedro Apezteguía junto a una carta de duros conceptos sobre la interna del PS.
En una nota publicada este martes por el semanario Búsqueda se da conocer la carta de Pedro Apezteguía, economista, hombre clave en varias de las administraciones frenteamplistas en la Intendencia de Montevideo y luego, a partir de 2005, del gobierno nacional del Frente Amplio.
Con 40 años de militancia en el Partido Socialista, Apezteguía sostiene que hoy "El partido es prisionero de advenedizos, impacientes y otros que pertenecen ideológicamente a otras tiendas, incluso a algunos con domicilio al otro lado del río" y pide se le ponga fuera del padrón partidario.
Dice Apezteguía en su carta "No solo se ha perdido entre extensos colectivos internos la fraternidad, sino hasta el respeto que debe regir la relación entre afiliados", cuestiona las resoluciones del 48 Congreso y afirma que "no solamente es extemporáneo, sino una propuesta que solo puede ser comprendida como un intento de desgastar las bases de la unidad de la amplia columna progresista que es el Frente Amplio o bien como una irresponsabilidad producto del infantilismo".
Los documentos aprobados en el 48 Congreso socialista fueron elaborados, básicamente, por el economista Daniel Olesker, ex Ministro de Desarrollo Social y de Salud Pública. En particular Apezteguía critica la propuesta de "regulación de los precios de la canasta básica, las dotaciones presupuestales en clave de gasto público y gasto social, ni en la necesidad de una reforma tributaria de segunda generación con énfasis en los gravámenes sobre las grandes ganancias y el capital". Sostiene que estas propuestas afectan los equilibrios y la consistencia de la política económica.
También critica a quienes "han desafiado al presidente de la República y parafraseado con sorna y rencor largamente reprimido sus frases más célebres para desgastar su autoridad", en clara alusión a expresiones realizadas por el diputado Roberto Chiazzaro.
Agrega también que los frenteamplistas "no votaron a favor de sistemas de subsidios, protecciones o préstamos no reintegrables a aventuras productivas, falsas industrias o actividades más propias del siglo XIX que del XXI, ni para que nos aislemos del mundo añorando un pasado que ya no volverá".
HACIA EL 48º CONGRESO ORDINARIO DEL PARTIDO SOCIALISTA
APORTE AL DOCUMENTO POLÍTICO
EL PROYECTO DE TRANSFORMACIÓN ECONÓMICA Y SOCIAL
CON PROFUNDIZACIÓN DEMOCRÁTICA Y LA LUCHA POR EL
SOCIALISMO
Introducción
Este documento pretende aportar al debate sobre las grandes líneas de acción del Partido
Socialista para los próximos 3 años (2016 - 2018), en la perspectiva de una estrategia global
para el Frente y para el país.
Toma como referencia fundamental la elaboración y la praxis política y social que a lo largo
de más de 100 años de historia ha desarrollado el Partido.
En particular, y en el contexto actual, considera especialmente los siguientes insumos:
-Carta de Valores Socialistas
-Carta Ética de los Socialistas Uruguayos
-Declaración de Principios
-Democracia Sobre Nuevas Bases
-Tesis partidarias 2012
-Nueve años de gobierno frenteamplista
-Plataforma Electoral 2015-2020
-Uruguay hoy, una mirada estratégica
2
Al mismo tiempo, contiene aspectos ya desarrollados en aportes presentados en distintas
instancias partidarias, entre los que destacamos:
-"Propuestas para afirmar los cambios" de los compañeros José Nunes y Gonzalo Civila, en el
marco del proceso de elaboración de las tesis en el año 2012.
-"Las Políticas Públicas y el Modelo de Desarrollo: Los Desafíos 2015 - 2020 del Tercer
Gobierno del Frente Amplio" del compañero Daniel Olesker, presentado al Comité Central el
31 de enero de 2015.
-"Sobre la crisis del Partido como oportunidad de construcción hacia su segundo siglo
político" del compañero Gonzalo Civila, presentado al Comité Central el 31 de enero de 2015.
-"Ante la coyuntura, una mirada estratégica" presentado al Comité Ejecutivo Nacional del
Partido el 10 de agosto de 2015 por los compañeros Daniel Olesker, Gonzalo Civila, Nicolás
Lasa y Roberto Chiazzaro, con aportes de Roberto Kreimerman, José Nunes, Mauricio Zunino,
Alejandro Antonelli y Adriana González, en ocasión de discutirse la posición del Partido sobre
el tema presupuestal.
Con el presente material pretendemos contribuir además al debate en el seno del conjunto
del Frente Amplio y las organizaciones del cambio, sobre la consolidación y avance de un
proyecto de transformación de las estructuras económicas y sociales del país con
profundización democrática, orientado a la construcción del socialismo en Uruguay.
Entendemos que la reflexión que proponemos es necesaria para volver a encontrar los
caminos de una unidad lúcida y efectiva de las fuerzas populares en esta etapa histórica,
imprescindible para que ese proyecto sea viable.
Cuando hablamos de unidad lúcida y efectiva nos referimos a la calidad de nuestra unidad
política y social, cuya medida no pasa fundamentalmente por las declaraciones que hagamos
ni por el disciplinamiento interno, sino por la existencia o no de un núcleo dinámico de
aglutinación tanto en términos de ideas como en términos organizacionales. Definir con
claridad ese núcleo básico es hoy una tarea principal y urgente, que sólo puede realizarse en
3
un clima de fraternidad militante, que supere la discusión anecdótica y favorezca la
producción de inteligencia colectiva. A esa tarea queremos contribuir.
En definitiva, se trata de levantar la mira y responder con proyecto a la pregunta que hoy
recorre toda América Latina: ¿serán estos procesos progresistas un impulso modernizador
más en la historia de nuestras sociedades, asimilados por el sistema, detenidos por sus
propias limitaciones y por el cambio del ciclo económico, y finalmente sucedidos por
modelos de ajuste y represión sobre las mayorías, o seguiremos construyendo, en un largo
proceso histórico de gobiernos populares, una alternativa sostenible al poder dominante que
transforme definitivamente las estructuras económicas, sociales y culturales de nuestros
países en perspectiva de libertad, solidaridad e igualdad?
Este aporte se inscribe en la posición que sostiene que es necesario construir la segunda
posibilidad, y supone que para que eso se concrete debemos orientar nuestros esfuerzos
desde una convicción central a la que, como reafirmamos recientemente en nuestras Tesis,
no renunciamos: la transformación que estamos realizando, a medida que se va
profundizando, debe tensionar los límites del sistema, porque para pasar del "reino de la
necesidad al paraíso de la libertad", para terminar con "la explotación del hombre por el
hombre" - que es en definitiva la madre de todas las batallas- es necesario sustituir, en un
proceso histórico de aproximaciones sucesivas, un sistema basado en la propiedad privada de
los medios de producción, la desigualdad y el individualismo, por otro donde prime la
propiedad social, la solidaridad, y la igualdad.
Los contenidos que desarrollamos se organizan en seis capítulos:
el primero, busca poner en perspectiva, de manera muy breve, los cambios en el
modo de producción global y sus impactos económicos y políticos en América Latina;
el segundo, consiste en una enumeración de los avances de estos diez años de
gobiernos frenteamplistas en Uruguay, que sólo se comprenden cabalmente dentro
del marco global y regional descrito en el capítulo anterior;
4
el tercero, hace referencia al contexto actual para ubicar en él los que consideramos
constituyen los principales desafíos de nuestro gobierno para los próximos años;
el cuarto, deriva del capítulo anterior una serie de ejes a instalar en el debate del
conjunto del Frente Amplio, y los desagrega;
el quinto, sostiene la necesidad de incorporar a ese debate una perspectiva
nítidamente socialista, que proponga pasar de la política de la inclusión y el bienestar
a un nuevo escalón de construcción de poder contrahegemónico, orientado a
formular y sustentar una alternativa civilizatoria al capitalismo;
el sexto y último, retoma varios de los aspectos anteriores, focalizando en las tareas
de autoconstrucción e inserción del Partido Socialista para estos próximos tres años,
proponiendo la necesidad de un cambio respecto de la situación actual.
Combinamos aquí, como se observa, componentes de análisis de contexto, programáticos y
de desarrollo partidario, atravesados por una inquietud de discusión ideológica sobre el
proyecto del Partido y el Frente. Además de considerar que estos aspectos no deben
separarse, creemos que el momento y la ocasión de encontrarnos socialistas de todo el país
en nuestra máxima instancia de deliberación y resolución política, ameritan su incorporación.
Sólo una discusión profunda de proyecto nos permitirá realizar síntesis, alejando
definitivamente el falso resumen que se quiere hacer de nuestras discusiones: las
coincidencias, matices y diferencias que tenemos no obedecen a meras disputas de espacios
sino a visiones profundas sobre la vida del Partido, el Frente y el país. El avance y la
resolución por síntesis de este debate, nos permitirá incluso llenar de contenido el tan
reiterado y crucial concepto de "respaldo al gobierno" que resulta hueco e ineficaz si no se le
da sentido de proyecto al discurso y a la acción, permitiéndonos aportar perspectiva tanto al
gobierno que integramos como al conjunto de nuestras tareas políticas en la sociedad.
5
I) La economía mundial y América Latina
La estructura económica mundial ha cambiado fuertemente desde principios de la década de
1980 sobre la base de:
1) el desarrollo de un nuevo modelo global de producción y
2) la creciente asimetría entre la realidad económica y financiera, por una parte, y la esfera
de las decisiones políticas y sociales por la otra.
El nuevo modelo global de producción ha implicado la fragmentación de los procesos
productivos y su relocalización y reconfiguración en cadenas globales de valor. Para ello la
apertura comercial, liberalización financiera, tercerizaciones y privatizaciones han sido las
herramientas utilizadas.
La profundización de la globalización a través de este nuevo modelo de producción, supone
un cambio profundo en las pautas de la división internacional del trabajo que está
impactando fuertemente en los mecanismos de todas las economías, centrales y
dependientes, con especial fuerza en estas últimas.
Como sabemos, América Latina ha asumido el rol que le ha sido impuesto en las diferentes
fases de la evolución del capitalismo global. Un rasgo permanente de ese rol es el carácter de
productor de materias primas para abastecer a los países centrales, con el efecto de
reproducir una economía basada en la producción de bienes primarios, con escaso valor
agregado y términos de intercambio tendencialmente desfavorables.
En la década del 90, basados en el Consenso de Washington, los modelos se rigieron por la
apertura indiscriminada y la reducción del rol del Estado en la economía, a través del proceso
de privatizaciones y desregulación tendiente a ampliar la participación del mercado en la
economía. Los resultados fueron, en general, destrucción del aparato productivo industrial,
aumento de la desocupación, la desigualdad y la pobreza, y crisis en muchos de los países.
Estas crisis trajeron consecuencias económicas y políticas a lo largo del continente,
culminando con el ascenso de gobiernos de corte popular y progresista en varios países de la
región, Uruguay entre otros.
6
La aceleración en la primera década del siglo XXI de las tendencias hacia una nueva
estructura económica mundial, implicó la pérdida de sectores productivos en los países
centrales, el aumento de la relevancia del rol de Asia en general y de China en particular, y la
mejora de los términos de intercambio para países como el nuestro. La crisis de 2008 - 2009
iniciada en Estados Unidos y extendida hacia Europa es la conjunción de este proceso con el
aumento de la especulación y la exacerbación del rol del capital financiero.
En este marco global, los gobiernos progresistas y populares en América Latina, a partir de
cambios relevantes en la composición social de las fuerzas que controlan el Estado, se
propusieron generar una alternativa al modelo neoliberal que, tal como señaláramos más
arriba, había implotado. Esta alternativa implicó en general el despliegue de políticas
dirigidas a mejorar las condiciones de vida de las grandes mayorías, avanzando en propuestas
y realizaciones que priorizaran la inclusión e integración social en dirección a mayores niveles
de igualdad en el continente más desigual del mundo.
II) Una década de gobiernos frenteamplistas en Uruguay
En ese contexto se inscribe esta década de gobiernos frenteamplistas en nuestro país. La
misma constituye una etapa de avances muy importantes que podemos resumir en:
generar mecanismos de reactivación económica, posibilitando tasas de inversión y
crecimiento que superan ampliamente la media histórica de la economía nacional
reformular positivamente el endeudamiento, desdolarizando y reduciendo su peso en
el PIB
enfrentar los impactos sociales más agudos de los modelos neoliberales y su
inevitable crisis, expresados en los altos niveles de pobreza y desigualdad heredados
reformar los sistemas de relaciones laborales impuestos en los años 90,
caracterizados por la precarización, produciendo un fuerte crecimiento del empleo y
la formalidad
7
estimular la sindicalización, restituyendo derechos laborales, garantizando la libertad
sindical y protegiendo esa actividad
recuperar de forma sostenida el salario real de los trabajadores, reduciendo además
la desigualdad de ingresos a partir de, entre otras cosas, una reforma del sistema
tributario que le aportó mayor progresividad
construir una matriz de protección social que, a diferencia de la etapa neoliberal, no
fuera subsidiaria de la política económica y se sustentara en los principios de
universalidad, conducción y regulación estatal, con niveles presupuestales
consistentes y un esquema de acceso basado en "de cada quien según sus ingresos, a
cada quien según sus necesidades". Este capítulo de realizaciones incluyó reformas
estructurales como la de la salud
realizar inversiones importantes en empresas públicas estratégicas para el país,
apostando a su crecimiento y desarrollo como componente del crecimiento y el
desarrollo nacional
transformar sustantivamente la matriz energética del país, reduciendo la
dependencia del petróleo
ampliar los derechos colectivos e individuales de los ciudadanos, en particular de los
sectores con mayor vulneración
propiciar algunos procesos de democratización y participación social, generando
dispositivos institucionales nuevos con ese signo
apostar, más allá de las constantes discusiones y tensiones internas sobre el punto, a
los procesos de integración regional
avanzar moderadamente en política públicas de memoria, verdad, justicia y lucha
contra la impunidad respecto de los crímenes vinculados al terrorismo de estado
8
III) El contexto actual y los desafíos futuros de nuestro gobierno
A partir del 2012 y especialmente en el último año, consolidado el nuevo modelo de
producción global y definidas la composición y gobernanza de las principales cadenas de
valor, con la recuperación de la crisis lenta e inestable de los países centrales y el cambio de
modelo de acumulación en China - basándose en su mercado interno como pívot para un
mejor desarrollo tecnológico y rol en las cadenas de valor-, comienza una fase de salida de
capitales de los países dependientes y de menores precios de los commodities. Estos
cambios, que podrían interpretarse como componentes de un ciclo corto de ajuste entre
oferta y demanda, tienen impacto directo sobre nuestras economías.
En este marco, encontramos en la región en general signos claros de lo que podríamos
considerar una etapa de reflujo de las fuerzas populares, en medio de una fuerte ofensiva de
los sectores conservadores, muchas veces disfrazados bajo el eslogan del "cambio" y la
negación de la política.
Como hemos mostrado en el capítulo anterior, diez años de gobierno del Frente Amplio han
permitido un avance sustantivo en materia social, laboral y de ampliación de derechos,
alineado con procesos similares en otros países de la región y el continente. Ante la nueva
coyuntura, fundamentados en la evidencia histórica, y conscientes de que los demás actores
sociales y políticos se mueven, sostenemos que la consolidación de estos avances no sólo
implica mantener los logros alcanzados, sino profundizar en ellos y asumir nuevos y
superiores desafíos. Dicho de otra forma, estamos convencidos que una mera estrategia
defensiva sería garantía de retroceso.
La profundización que necesitamos requiere sin dudas más y mejores recursos
presupuestales (es decir, seguir incrementado los ratios de gasto social y gasto público sobre
PIB y optimizando la calidad de ese gasto) , mayores niveles de accesibilidad a los bienes
públicos sociales, incremento de la inversión estratégica del Estado tanto en las empresas
públicas como en proyectos productivos y de infraestructura, y en el caso de la puja
distributiva mecanismos de regulación de precios y márgenes de ganancia, que no hagan de
la inflación el principal mecanismo de pérdida de salario real y que nos permitan colocar en
9
la esfera pública la discusión del poder económico y de los efectos de su concentración en
pocas manos.
Identificamos aquí cinco desafíos centrales, absolutamente interdependientes, relacionados
con: 1) la matriz de protección social, 2) los salarios, los precios y las ganancias, 3) la pobreza
estructural, 4) la matriz productiva y 5) el orden político, institucional y cultural.
El primero consiste en garantizar la continuidad de transformaciones sociales y distributivas
de carácter socializante, potenciando las construcción integral de una matriz de protección
social basada cada vez con mayor congruencia en los principios de regulación estatal,
universalidad, crecimiento de su dotación presupuestal, desmercantilización y acceso
igualitario, profundizando la premisa de "de cada quien según sus ingresos, a cada quien
según sus necesidades".
Un segundo desafío se refiere a resolver los problemas aún existentes en materia de bajas
remuneraciones, en particular ligadas al salario mínimo nacional y a los salarios bajos de
ramas significativas de actividad económica, a través de pautas de acción en la negociación
colectiva que den un salto en esa franja de ingresos. En este punto mencionamos también
especialmente las jubilaciones y pensiones bajas y muy bajas aún existentes, cuya
recuperación consideramos prioritaria. Esto, al igual que el conjunto de la política salarial,
debe estar vinculado a un control real de las causas de la inflación que ponga en el centro la
formación oligopólica de los precios y asuma la necesidad de mecanismos estructurales y
permanentes de regulación de los mismos que actúen sobre las tasas de ganancia. Este
enfoque permitiría incrementar la redistribución de la riqueza entre salarios y ganancias,
aumentando la participación de la masa salarial en el PIB.
Un tercer desafío tiene que ver con potenciar, en el marco universal de protección social
antes mencionado, las políticas focalizadas tendientes a erradicar la pobreza estructural en
este tercer período de gobierno del Frente Amplio, enfatizando particularmente en
educación, empleo formal y vivienda.
10
Como se ve, los ejes anteriores, asociados a una profundización del carácter socializante de
nuestras políticas, se enmarcan en la visión emprendida hasta ahora, pero al mismo tiempo
exigen superar restricciones presupuestales y trascender las perspectivas más liberales sobre
la cuestión salarial y la formación de precios en el mercado. Se nos impone entonces la
necesidad de encarar un cuarto y crucial aspecto que nos lleva inevitablemente al escenario
de la política económica y productiva.
Un proceso como el que planteamos no puede sustentarse en una economía primaria o de
enclave, con escaso impacto multiplicador interno, con pocas posibilidades de innovación y
muy dependiente de coyunturas internacionales, en precios y demanda, ajenas a la
estrategia endógena. Por otra parte, el previsible agotamiento coyuntural de los factores
externos favorables, pone aún más de manifiesto la necesidad de elaborar una nueva
propuesta productiva sostenible, que permita a la vez consolidar y profundizar los avances
logrados.
Se nos plantea aquí un desafío central, en el que hasta ahora hemos dado pasos muy
moderados: la transformación de la matriz productiva. En nuestro concepto esto supone:
El desarrollo de nuevos sectores productivos y exportadores, basados en la aplicación
intensiva de conocimiento, que permitan diversificar nuestra economía, cambiando la
concepción sectorial de la política productiva hacia una visión de cadenas de valor, en
línea de profundizar y expandir lo ya realizado en esa materia.
La revisión del llamado gasto tributario (exoneraciones de impuestos). En la renuncia
fiscal del Estado existen aspectos positivos y redistributivos como la tasa reducida y
exenciones de IVA a productos de primera necesidad así como también renuncias
fiscales a los monotributistas, o a inversiones de impacto empleo o territorial o de
cadena de valor sustantivo. En cambio otros son más objetables, como las
exoneraciones impositivas y los subsidios a la enseñanza privada, y sobre todo los
regímenes de Zona Franca (ZF) y la Ley de Promoción de Inversiones (PI).
11
La profundización del rol activo de las empresas públicas, tanto en lo que se refiere a
su inversión como en el desarrollo de la infraestructura y logística que le de
sustentabilidad.
El despliegue de una estrategia de inserción internacional tendiente a reducir los
niveles de dependencia derivados de las relaciones de poder entre países dominantes
y dependientes que se establecen en la economía mundial, en la medida que, como
señalábamos más arriba, los países dependientes en general, exportamos
mayoritariamente productos primarios, siendo estructuralmente (más allá de
coyunturas particulares) sometidos a un intercambio desigual. Más allá de las
dificultades existentes, es necesario priorizar la región sudamericana (UNASUR,
CELAC, ampliación del MERCOSUR, entre otros ejes), a la que, por aspectos de
complementación de economías y por cercanía, exportamos bienes y servicios con
mucho mayor valor agregado. Un esquema como el que nos planteamos es imposible
si el eje de la estrategia de inserción internacional se basa en el vínculo con los países
centrales.
La priorización y reforzamiento del desarrollo de la economía social, en toda su
extensión. La economía social involucra todo el entramado de la sociedad. Varias son
las razones, ideológicas y prácticas, por las cuales este aspecto representa un punto
de inflexión en la construcción de un nuevo modelo. Desde nuestra perspectiva no se
trata de un mecanismo de política social para resolver problemas puntuales, sino de
una vía de desarrollo de formas de autogestión económica, social y cultural que
prefiguran alternativas a las modalidades capitalistas, y que, existiendo políticas
adecuadas, pueden resultar sustentables y eficientes, realizando una contribución
relevante a la economía nacional y regional.
En resumen, los avances a través de políticas redistributivas se encuentran limitados por la
propia base económica, siendo imprescindible profundizar un papel activo del Estado en el
proceso de producción y desde él alinear el conjunto del proceso económico, social y la
propia inserción internacional, promoviendo el desarrollo de actores funcionales al proyecto
de transformación estructural. Dicho de otra manera, el cambio central debe operarse en la
12
base productiva y material de la sociedad, elaborando un modelo que profundice lo logrado
y siga avanzando hacia mayores niveles de igualdad, concebida no como mera igualdad de
oportunidades sino como efectiva igualdad de condiciones y posiciones.
Sin embargo, los aspectos sociales y económicos antes mencionados no agotan los desafíos
del futuro. Un quinto nivel de desafíos es el relacionado con continuar los cambios en la
superestructura a través de mayores procesos de democratización en el orden político,
institucional y cultural. Es imprescindible trabajar sobre el desarrollo de una cultura
contrahegemónica que oriente la conducta individual y colectiva de los ciudadanos,
confrontando la cosmovisión egoísta y consumista imperante. Esta tarea incluye, entre otros
elementos, la politización de la sociedad, los aspectos de derechos, la derrota definitiva de la
impunidad y la profundización de las políticas de memoria, verdad y justicia respecto del
pasado reciente, así como la deconstrucción de la perspectiva penalista de la pobreza y la
protesta social dominante, lo que deriva directamente en una discusión profunda sobre la
violencia estructural e institucional, y sobre los Aparatos Represivos del Estado y su futuro.
IV) Los ejes del debate 2016-2018
En función del análisis anterior, concluimos que los próximos años serán de intensa discusión
sobre la estrategia de profundización de los cambios.
En ese sentido debemos impulsar en el seno del Frente Amplio, ejes de debate político que
deriven en líneas de acción tendientes a avanzar en los desafíos planteados, dando lugar a
una hoja de ruta adecuada para profundizar el proyecto de liberación nacional y ruptura de
la dependencia, que produzca las condiciones para el tránsito hacia una sociedad socialista,
tal como plantea nuestra historia, nuestras tesis y nuestro programa político.
A estos efectos es central abordar la cuestión del rol y el alcance del Estado, tendiendo al
afianzamiento de una política activa definida en base a una intervención de carácter
estratégico con prioridades de actuación claras y que reduzcan sustantivamente las
principales desigualdades, originadas en la acción del mercado. En particular la intervención
13
en el área de la promoción de inversiones, del destino del crédito y las tasas de interés, de la
promoción de un comercio exportador con mayor valor agregado, la inversión de las
empresas públicas como palanca del desarrollo y obviamente la regulación de la matriz de
protección social son puntos neurálgicos. En un marco de menores tasas de crecimiento, si
pretendemos avanzar en esta perspectiva, el debate con ideas de sesgo liberal resulta crucial
e inevitable.
En este contexto, proponemos que desde nuestra participación en el Frente Amplio, los
temas centrales a instalar en el debate sean:
En primer lugar, la redistribución de la riqueza, lo que supone debatir sobre:
- El análisis de la relación salario-ganancia.
- La regulación de los precios de la canasta básica.
- La dotación presupuestal en términos de gasto público y gasto social, y la necesidad
de una reforma tributaria de segunda generación con énfasis en los gravámenes
sobre las grandes ganancias y el capital, tal como manifiesta el programa del Frente
Amplio. Este asunto debería definirse de cara a la rendición de cuentas 2017.
En segundo lugar la provisión, acceso y calidad de los bienes públicos sociales lo que
implica discutir sobre:
- Los nuevos desafíos de la reforma de salud, vinculados a la desmercantilización, la
democratización del acceso y la mejora e igualación de la calidad, considerando entre
otros aspectos el llamado "fonasamiento" de ASSE y la ampliación de niveles de
cobertura sobre todo en el área rural y en las prestaciones de salud mental y bucal,
ampliando las primeras e incorporando las segundas al plan de salud colectiva (PIAS).
- El énfasis en la política de vivienda, sea en su efecto multiplicador sobre el
dinamismo económico y el empleo, sea en referencia a la accesibilidad vía subsidios
de sectores con problemas (menores ingresos, jóvenes, jefas de hogar, entre otros),
sea por la necesidad de quebrar el carácter mercantil y potenciar su carácter de bien
14
social, apuntando además a la transformación democrática y colectiva del hábitat y el
combate a la segregación residencial.
- La estrategia educativa que supone no sólo pero imprescindiblemente llegar al 6%
del PIB en educación y al 1% del PIB en ciencia y tecnología, poniendo en el centro de
nuestros esfuerzos la potenciación de una educación pública y de un sistema público
de investigación, ciencia y tecnología, de excelencia y calidad democrática.
En relación a los procesos educativos insistimos en nuestra visión de que no hay
transformación posible sin la participación comprometida de los actores y la
construcción de comunidades educativas fuertes, aspecto que debe facilitarse desde
el gobierno y que requiere la intervención decidida de la fuerza política,
resguardando y potenciando a su vez la autonomía de los entes de la enseñanza.
Es preciso pensar el fenómeno educativo y las medidas relacionadas con él desde una
óptica que trascienda el gerencialismo, abordando la cuestión sin perder de vista los
contextos socio-económicos y culturales de los que emerge, y enfocando con
prioridad el campo de las relaciones pedagógicas, promoviendo pedagogías
liberadoras y didácticas contextualizadas afines a la búsqueda de la emancipación de
las personas.
Es imprescindible trabajar para lograr entre las fuerzas políticas y sociales del cambio,
consensos definidos sobre qué educación, qué educando, que educador necesitamos
y queremos. Para nosotros se trata de formar mujeres y hombres libres, solidarios,
creativos, cooperantes, críticos, capaces de intervenir sobre su medio para
transformarlo en beneficio de su comunidad, de elegir por sí mismos sin caer en el
individualismo, de proyectarse y comprometerse con otros, de decodificar mensajes y
discernir los intereses y valores que les subyacen, de enfrentar la dominación y
construir ideas, sensibilidad y poder para el cambio.
Desde la perspectiva profundamente democrática que nos caracteriza esto debe
realizarse en el marco de un sistema que nos permita simultáneamente: - garantizar
el acceso y permanencia en los distintos niveles educativos de los hijos de la clase
trabajadora y los sectores populares en general, - propiciar la integración social en los
procesos educativos, - formar y profesionalizar de forma permanente a nuestros
15
docentes, y reconocer material y simbólicamente el rol de los trabajadores de la
educación, jerarquizando socialmente su función, y - asegurar la calidad de los
aprendizajes durante toda la vida. Incluimos en este ítem la necesidad de seguir
haciendo foco en políticas que potencien y estimulen la educación formal de los
jóvenes y la permanencia en el interior del país, impulsando por ejemplo la
descentralización educativa terciaria.
Necesitamos también procesar la dialéctica educación-trabajo sin caer en un
reduccionismo mercadocéntrico. El fortalecimiento de nuestra educación técnica en
su especificidad, respetando la diversidad de intereses y habilidades de los sujetos, sin
sacrificar la integralidad de la formación humana, así como la incorporación de la
perspectiva de "aprender haciendo" más allá de la propia educación técnica, son
desafíos para este tiempo.
-La implementación y extensión gradual del Sistema Nacional Integrado de Cuidados,
fundamental por lo que representa en términos de instalar social y políticamente la
perspectiva del cuidado, la progresiva socialización y desmercantilización de las
relaciones de cuidado y la alteración de la asignación tradicional de roles ligados a la
división sexual del trabajo, priorizando a su vez la mirada del Estado sobre la primera
infancia, los adultos mayores y los discapacitados.
-La generación de nuevas políticas sociales de carácter universal, regidas por los
mismos principios y valores, atentas a las distintas formas de opresión y
discriminación existentes y a los efectos de la mercantilización sobre la vida cotidiana
de las personas.
Cabe señalar aquí que la provisión de bienes sociales, en cualquiera de sus formas,
debe ir siempre acompañada de una estrategia de denuncia de los procesos de
concentración económica y mercantilización de la vida, que hacen imprescindible la
intervención del Estado en esta materia, así como de una apuesta sostenida a la
participación real y transformadora de los protagonistas, tendiendo a la consolidación
de sujetos colectivos y solidarios, y no a la afirmación de sujetos individuales
desrresponsabilizados de lo público y demandantes de bienes y derechos
exclusivamente para sí mismos.
16
En tercer lugar, luego de dos períodos de sustantiva baja de la pobreza por ingresos y
de su erradicación en términos de pobreza extrema, se trata ahora de ir a erradicar la
pobreza estructural de largo aliento. Para ello, al mismo tiempo que se requiere un
fortalecimiento de los recursos presupuestales, estos deben destinarse a una
estrategia territorial e integral que aborde los problemas del hábitat, la salud, la
educación y los ingresos. La estrategia 7 zonas fue un antecedente muy importante
que es necesario ampliar.
En cuarto lugar los cambios en la base física y económica donde se genera el valor, lo
que implica debatir sobre:
- Los cambios en la matriz productiva y las políticas de estímulo a los sectores de valor
agregado nacional y regional. En este sentido también es necesario actuar sobre la
distribución del ingreso en las cadenas de valor nacional, teniendo en cuenta el valor
importante generado en el interior del país y no siempre validado en esos lugares.
- Los temas de la estructura, propiedad y tenencia de la tierra, su concentración, la
matriz de bienes producidos y sus impactos sobre la soberanía y seguridad
alimentaria.
- La promoción y ampliación de la autogestión, tal como la concebimos más arriba,
como una estrategia alternativa al desarrollo capitalista y a la lógica del lucro.
- La dimensión ambiental que debe transversalizar todo el modelo y hace a la lucha
por una sociedad más humana y un mundo más justo y democrático.
- La inserción internacional, los acuerdos regionales y la discusión sobre los niveles de
apertura y selectividad que el país debe abordar, tema hoy en debate en el seno de
las propias acciones de gobierno.
En quinto lugar, otros cambios que hay que seguir desarrollando en materia de la
superestructura lo que significa el debate de:
17
- La ampliación de derechos con el desarrollo de normas ya aprobadas y nuevas
normas, entre otras las que garanticen el ejercicio de ciudadanía por parte de los
uruguayos residentes en el exterior.
- El avance de una perspectiva integral de los Derechos Humanos, comprometida con
el futuro y también con el pasado, desarmando los entramados de impunidad aún
existentes respecto de los crímenes cometidos bajo el terrorismo de estado y sus
complicidades, potenciando las políticas de memoria, verdad y justicia.
- La implementación de la ley de servicios de comunicación audiovisual, como un
paso en el proceso de alteración de las condiciones de oligopolio de los grandes
medios hegemónicos, propiciando que se escuchen las distintas voces y se conozcan
las diferentes visiones existentes en la sociedad, más allá del poder económico y los
intereses comerciales de algunos grupos.
- La continuación y profundización de la protección de los trabajadores con normas de
legislación obrera (como los fondos de garantía para insolvencia patronal) y control de
la usura y otras formas de apropiación del capital financiero.
- El desarrollo de políticas culturales de ampliación y profundización de las estrategias
seguidas hasta ahora, con énfasis en la creación de contenidos, la difusión de cultura
popular y el desarrollo contrahegemónico a la cultura del consumismo y el
individualismo, potenciando la diversidad y la democratización cultural.
- El debate sobre las políticas de seguridad y el carácter penalista de la orientación de
algunas estrategias hoy en curso, lo que deriva directamente en una discusión
profunda sobre la violencia institucional, los Aparatos Represivos del Estado, su rol, y
la necesidad de democratizarlos y profundizar su control social y político. En este
sentido, la lucha, fundamentalmente de los jóvenes, por el No a la Baja debe tener
una continuidad que es preciso alentar.
- Respecto a la institucionalización de descentralización política llevada adelante
desde 2005, es necesario debatir sobre su rol y desarrollo, en particular sobre el papel
de los municipios y las estrategias hacia ellos, y la afirmación en la práctica de la idea
18
que sostiene que la descentralización debe siempre acompañarse de participación
popular, sin la cual no es realmente transformadora.
- Finalmente, la profundización de todos los aspectos mencionados más arriba, se
entrecruzan en una discusión fundamental para los próximos años de la vida del país
y para la transformación jurídica que nos permita avanzar en ellos: la manera de
enfocar el proceso de reforma constitucional definido por el Frente Amplio y por el
Partido.
V) La profundización socialista: de la política de inclusión y bienestar a la construcción de
una alternativa civilizatoria al capitalismo
De los distintos desafíos y ejes de debate que planteamos, y enmarcados en nuestra
Estrategia de Democracia de Nuevas Bases, derivamos una discusión profunda de los límites
y posibilidades de nuestros modelos progresistas. Esa discusión, lejos de desestimar lo que
hemos hecho, se para sobre los avances y conquistas alcanzados, y se plantea con
inteligencia la necesidad de reconocer sus propios límites y construir otros paradigmas para
avanzar y profundizar más, proponiendo nuevos y significativos cambios que eviten el
estancamiento y agotamiento de los procesos que hemos iniciado.
Para empezar, debemos asumir que los signos de retroceso que se observan en América
Latina y los problemas que nosotros mismos enfrentamos no son explicables meramente por
aspectos internos y específicos de cada proceso, o por la sola ofensiva de la derecha, ni
tampoco por una especie de traslación política mecánica del cambio del ciclo económico.
Estamos a tiempo de dar paso a una reflexión más rigurosa y exigente con nosotros mismos.
En este marco, la necesidad de discutir el capitalismo y de pensar en horizontes alternativos
que le den sentido y futuro al proyecto político de las fuerzas populares, nos plantea el
desafío de construir en el seno del Frente Amplio y las fuerzas sociales del cambio, una
perspectiva superadora.
19
En primer lugar, y apuntando en esa dirección, consideramos imprescindible enfatizar en el
carácter transformativo de nuestra práctica política. Nosotros, en tanto expresión de los
intereses de la clase trabajadora y las grandes mayorías del país, no somos parte de una
corporación ni vinimos a la política solamente a administrar sino a transformar
profundamente la sociedad.
En una sociedad en la cual las posibilidades de justificación y propagación de ideas, valores y
prácticas, también está desigualmente distribuida a favor de los factores conservadores, el
avance de la transformación requiere de una conciencia social mayoritaria que la aliente, la
legitime y encuentre creativamente los cauces y caminos para que siga desplegándose. En
este punto, debemos reafirmar que la construcción de una alternativa sostenida en el tiempo
no estará exenta de conflictos y requiere nuestra diferenciación radical respecto de la política
tradicional y sus deformaciones, a la vez que una discusión pública del poder.
Los socialistas uruguayos hemos afirmado permanentemente que el poder no se toma -
porque no es un fetiche para poseer- sino que se construye colectivamente. Y la construcción
de un poder democrático alternativo al poder dominante implica la discusión e interpelación
permanente de lo establecido. En nuestro caso, podríamos resumirlo en una frase: estamos
en el gobierno pero también debemos estar contra el sistema.
En este punto, corresponde ser críticos y autocríticos con la perspectiva electoralista que ha
venido ganando terreno en nuestra izquierda y que se corona a veces con la tesis que postula
la alternancia en el gobierno, no como una posibilidad que obviamente es propia de la
democracia, sino como una especie de destino deseable o inexorable.
Para nosotros la política, que debemos reivindicar, convocando cada día a más ciudadanos y
ciudadanas a participar de ella, no se trata solamente de ganar elecciones - algo que es sin
dudas muy importante pero no suficiente para transformar la sociedad-, se trata de construir
poder de cambio, y la disputa con el poder conservador y dominante que además produce
un sentido común funcional a su reproducción, nos exige una fuerte ofensiva militante y
cultural, desde la fuerza política, el gobierno y la sociedad.
Si la derecha expresa a las clases dominantes y es por ende la formulación política del
conservadurismo, el egoísmo y la verticalidad del poder instituido, la izquierda debe retomar
con fuerza el sentido de su proyecto político: ser el cambio, la solidaridad y la construcción
20
de poder popular, organizado y movilizado, instituyente, en lucha permanente por la justicia,
la libertad y la igualdad.
En segundo lugar, para darle sustancia a esta visión de la política, entendemos de mucha
utilidad colocar nuestra perspectiva socialista en el debate con el conjunto de los
compañeros y compañeras de las fuerzas populares del país.
Para nosotros, el modelo de crecimiento con inclusión, vía trabajo y consumo, la política del
bienestar y los derechos individuales, y la atención de demandas sociales fragmentadas, era
imprescindible en la etapa inmediatamente posterior a la crisis neoliberal, pero tiene patas
cortas sino se repiensa y trasciende sus propias limitaciones, no sólo por las derivas propias
de los ciclos económicos del capitalismo sino porque, si se restringe pura y exclusivamente a
eso, reafirma el imaginario individualista y privatista en las personas, y consolida lógicas que
más que unificar fragmentan al movimiento popular.
He aquí una de las paradojas que debemos enfrentar: los procesos populares en América
Latina han producido ascenso social de vastos sectores de la población, engrosando las capas
medias de la sociedad, y muchas veces encuentran a esos mismos sectores criticando
duramente al Estado y a la política, percibiéndolos más como un límite que como un
proyecto colectivo que los contiene, estigmatizando a los sectores empobrecidos y
planteándose opciones de derecha, con una conciencia distorsionada de sus propios
intereses.
En este sentido, entendemos imprescindible retomar la concepción de los sujetos sociales
colectivos, que complementa el reconocimiento y ampliación de derechos, con una
propuesta de emancipación, entendida como libertad en las relaciones sociales, que exige
compromiso y lucha contra los actores y dispositivos que producen dominio y opresión. Este
concepto supera la idea de la libertad como mero ejercicio individual de derechos y no
interferencia de los otros, y coloca al otro como alguien con quien construir, transformarse
mutuamente y transformar la realidad.
Poner en la discusión de las fuerzas populares de Uruguay y América Latina la perspectiva
socialista implica básicamente dos cosas:
1) problematizar el poder del mercado y su articulación global, evidenciando sus dinámicas
concentradoras y egoístas, con todos los efectos ambientales, económicos, sociales y
culturales que conlleva. Consideramos que este aspecto se fortalecería con los ejes de
debate e iniciativas que planteamos más arriba y que exige diferenciarnos nítidamente de
cualquier pretensión "humanizadora" del capitalismo y de las perspectivas "modernizadoras"
del desarrollo, absolutamente inaplicables en los países dependientes;
2) plantear la necesidad de luchar por una alternativa civilizatoria al capitalismo, a través de
la socialización progresiva de la política, la economía y la cultura, sostenida en la unidad de
los trabajadores organizados y las grandes mayorías sociales como sujetos principales de la
transformación, en la solidaridad internacional de los pueblos y en la construcción también
progresiva de la unidad regional y continental en todas sus dimensiones, único horizonte
nacional posible.
En tercer lugar, debemos convencernos a nosotros mismos que este planteo no es una mera
utopía incapaz de convencer y vencer en una sociedad capitalista como la que vivimos. Existe
una insatisfacción que nos abre un espacio interesante de trabajo con la sociedad. Es que
además de la evidente desigualdad que produce el sistema y de una degradación ambiental
que tendencialmente pone en riesgo la vida, la proliferación de nuevas y terribles patologías
sociales, la violentización de los vínculos, y el propio individualismo frívolo de esta etapa
histórica, ocultan un enorme déficit de sentido de la vida que atraviesa a distintas clases y
sectores sociales.
Una sociedad que piensa el progreso como algo monetizable es una sociedad que
mercantiliza y despotencia la vida, produciendo instrumentalización de las personas y
desorientación existencial. Como contracara de este fenómeno aparecen expresiones de
apatía, fanatismo e incluso nuevos o viejos fenómenos religiosos que arraigan en los sectores
populares.
En este contexto, la política de nuestro gobierno y la acción de la fuerza política en la
sociedad, deben tender a reivindicar, como planteábamos al inicio del capítulo, a la acción
política como un espacio de participación y construcción colectiva, exponiendo la disputa con
factores de poder que no son accesibles a la democracia y proponiendo una fuerte ofensiva
cultural de pedagogía política que nos permita elevar nuestro planteo de la política del
22
bienestar - que convoca más a la comodidad que a la lucha - a la construcción de una
alternativa militante, que a partir de una lectura adecuada del malestar cultural existente,
retome la idea de la "pública felicidad", proponiendo y produciendo sentido para la vida de
las personas. Esta dimensión es hoy imprescindible para relanzar nuestro proceso de
acumulación y fortalecer las posibilidades de avance y profundización de un proyecto político
popular.
VI) El Partido Socialista necesita un cambio
Finalmente, proponemos aquí algunas ideas centrales para la autoconstrucción del Partido
que se derivan de los capítulos anteriores o los complementan, y cuyo desarrollo debe estar
sustentado en los documentos citados al comienzo y en el propio debate de las bases
partidarias.
Los aspectos eje que proponemos para el trabajo del Partido en los próximos tres años, son
los siguientes:
En primer lugar, debemos reivindicar el papel histórico del Partido Socialista en sus más de
100 años de vida y el rol de articulador de una estrategia política en el seno del Frente
Amplio. Sin duda la historia del Frente está plagada de sucesos en los cuales nuestro Partido
ha sido un actor central consolidando la unidad política y de acción, el desarrollo organizativo
y la profundización programática.
El liderazgo de los dirigentes del Partido en la lucha contra la privatización de las empresas
públicas, el papel cumplido en la ampliación de la alianza política con la concreción del
Encuentro Progresista, el rol en las lides presupuestales en el Parlamento, y ya en el gobierno
el liderazgo en la reforma de salud, en las políticas industriales, en una inserción
internacional priorizando la región y enfrentando los modelos imperialistas de libre comercio
e integración dependiente, y en las políticas de seguridad en la primera etapa, son algunos
ejemplos de esta larga historia que debemos por un lado rescatar y por otro proyectar a
futuro al servicio de las transformaciones.
23
En segundo lugar, el Partido debe darse un debate sobre "¿qué esperamos de un militante
socialista?". En esta línea de trabajo, y en consonancia con lo que planteábamos en el
capítulo anterior, también debemos recuperar y profundizar nuestra historia y nuestras
tradiciones privilegiando la ética militante, el compromiso con las causas populares, la
vocación de servicio.
El proyecto hegemónico de las fuerzas conservadoras y reaccionarias tuvo uno de los
componentes centrales de su ofensiva ideológica en el campo de los valores, porque el
sistema necesita mujeres y hombres que asuman como parte de su sentido común una serie
de pautas culturales, preferencias y actitudes, funcionales a su lógica. La idea del "hace la
tuya", la alienación consumista que busca a través del acceso creciente a bienes materiales la
realización personal, el descreimiento en los proyectos colectivos, el inmediatismo, la
práctica de la competencia y la superación del otro como medida de la capacidad del sujeto,
la instrumentalización de los demás, el móvil del lucro como razón fundamental de toda
actividad humana, en definitiva, la codicia, el miedo y la desconfianza, calaron hondo en
nuestras sociedades y también en nuestras organizaciones, verificándose aquella máxima de
Marx según la cual "la desvalorización del mundo humano crece en razón directa de la
valorización del mundo de las cosas".
Es por ello que resulta central rescatar y reafirmar, a través de la práctica cotidiana, la ética
que orientó la conducta de las mujeres y los hombres que hicieron de este Partido una fuerza
referente y central de la izquierda nacional, realzando al militante político como luchador
social y ejemplo para los demás.
La austeridad y el compromiso militante deben ser condición del servidor público, reflejo de
su compromiso con el proceso de transformación. La solidaridad, la rebeldía y el espíritu de
lucha, la fraternidad, la honestidad intelectual, el compromiso con el trabajo colectivo y la
vocación de servicio deben ser nuestro denominador común a todos los niveles de
militancia. En el marco de esta concepción deben inscribirse los aspectos referidos a la
transparencia y la conducta de nuestros compañeros y compañeras en el ejercicio de la
función pública.
En tercer lugar, y en línea con lo ya planteado en el documento presentado el 31 de enero,
consideramos imprescindible abordar con urgencia los distintos componentes y efectos de la
24
crisis que vive el Partido, en el plano de construcción de opinión pública, en el plano
electoral, en el plano de la inserción social, en el plano orgánico y de la gestión interna, en el
plano de la conducción partidaria, en el plano de la formación y promoción de cuadros y en
el plano de la sangría de compañeros y cuadros de la organización.
En este ítem es necesario analizar también en profundidad y con transparencia las causas
que llevaron a la actual crisis financiera y analizar los caminos para resolverla.
En cuarto lugar, el Partido debe priorizar el ejercicio de la descentralización que predicamos
hacia fuera, en la interna de la organización. Ello implica incrementar de manera sustantiva
la incidencia política de las Departamentales, no solamente con un voto en el Comité Central,
sino participando en la decisiones y en la gestión cotidiana del Partido, transfiriéndole
recursos con criterios objetivos y acordados, asignando Secretarías Nacionales y otros roles
políticos a dirigentes del interior del país y sobre todo jerarquizando el territorio como
espacio de construcción política.
En quinto lugar, mencionamos también el necesario fortalecimiento del vínculo con los
socialistas residentes en el exterior del país, buscando facilitar su participación política.
En sexto lugar, sabemos que los partidos solos no son suficientes para construir un poder
alternativo. Los partidos tienen que liderar la visión político-estratégica de la construcción
del cambio social, que debe gestarse esencialmente de abajo a arriba y que se realiza si y
sólo si es capaz de articular acciones desde lo institucional y desde la base de la sociedad, a
través de una multiplicidad de agentes que promuevan transformaciones políticas,
económicas, culturales y sociales.
En esta línea, entendemos que en los 10 años de gobierno frenteamplista, la economía
política de las principales transformaciones se sustentó en el llamado bloque popular
alternativo, que ha tenido como eje fundamental a la alianza construida entre el Frente
Amplio, organizaciones sindicales, cooperativas, estudiantiles y otros movimientos sociales,
nacida mucho antes de llegar al gobierno y base de nuestro proceso de acumulación.
Asumiendo esto, evaluamos con preocupación que algunas de las iniciativas llevadas
adelante por nuestros gobiernos, pongan en riesgo esta alianza priorizando otros actores. Por
25
ello y por la caída en la prioridad que dimos a nuestro trabajo en dichas organizaciones en la
conducción actual, proponemos trabajar en la reconstrucción de una inserción social potente
en el seno de las organizaciones de la clase trabajadora y otras de similar tenor
(estudiantiles, de usuarios de salud, de desarrollo territorial, del género y la diversidad, etc.)
con especial énfasis en las organizaciones sindicales, cooperativas y estudiantiles.
El Partido deberá redoblar su esfuerzo en estas tareas, tanto en términos de elaboración
política, como de destino de recursos y de priorización militante, retomando el camino de
participar, aportar e incidir en todas y cada una de las organizaciones del campo popular, con
propuestas, con iniciativas, acompañando las luchas populares, como lo han seguido
haciendo nuestros compañeros en el PIT CNT y en FUCVAM a pesar de que no estuvieron allí
las prioridades de la dirección del partido.
En séptimo lugar, es necesario fortalecer la Agrupación Nacional de Gobierno, analizar allí la
dinámica de la gestión y sus prioridades desde la perspectiva partidaria, supervisando el
vínculo de los cargos de representación del Partido con la estructura y la sociedad en base a
criterios de evaluación claros y públicos.
En octavo lugar, deberemos promover la formación política, ideológica y programática de los
militantes socialistas, en el marco de un Plan Integral de Formación. Sin duda este es un tema
central del futuro del Partido, del Frente Amplio y de la sociedad que queremos construir. El
debate político e ideológico en el seno del Partido y en especial con las nuevas generaciones
que ingresan, es clave para consolidar un pensamiento integral sobre las transformaciones
que es necesario encarar. Se trata de recuperar el carácter de Partido educador,
imprescindible para la formación de sus propios cuadros y para la expansión de la conciencia
de la necesidad de los cambios revolucionarios en la sociedad.
En noveno lugar, es imperioso que el Partido discuta su propia política de relaciones
internacionales, potenciando su mirada desde y hacia América Latina y los países del sur, y
preparándose para estar a la altura de las tareas del internacionalismo, que en un mundo
cada vez más globalizado y complejo, debe repensarse y relanzarse.
26
Es evidente que nuestra estrategia política se da en el seno de la alianza histórica que hemos
conformado en el Frente Amplio. Y por ello, en décimo lugar, planteamos tal vez uno de los
ejes más importantes, siempre presente en la discusión del Partido: potenciar el
imprescindible trabajo de rescatar el rol estratégico del FA en la conducción del proceso
político del Uruguay, y garantizar su protagonismo activo en la coyuntura. Necesitamos que la
fuerza política juegue un papel fundamental en la movilización y la lucha de ideas. Para eso
es preciso potenciar su estructura dinamizándola desde la conducción, defendiendo y
ampliando los espacios de participación, y adecuándola a las nuevas realidades sociales y
políticas.
El Partido debe ser claro en sostener que la política de bloques, tal como se ha querido
instalar hasta ahora, le causa daño al Frente Amplio y elude las necesidades reales de nuestra
construcción política. Proponemos en cambio trabajar sobre la base de espacios de alianzas a
partir de coincidencias programáticas. En este marco y, más allá de acuerdos puntuales en
función de coyunturas particulares, debemos potenciar los acuerdos que tengan su eje en la
profundización de los cambios distributivos, culturales e institucionales que abonen el
camino hacia la construcción del socialismo.
Hacer todo esto posible requiere apuntar a la necesidad de priorizar los proyectos políticos
por encima de otras valoraciones y en particular por encima de las individualidades y las
"pequeñas ambiciones". Tenemos claro que en la batalla por el gobierno y por la
profundización de los cambios, los liderazgos son muy importantes, pero al mismo tiempo
entendemos que dichos liderazgos deben resultar de la definición de un proyecto político,
habilitando una dialéctica virtuosa que refuerce el proyecto, los colectivos y los liderazgos
funcionales al avance de esos proyectos y colectivos.
Para estar a la altura de las circunstancias el Partido necesita el compromiso de todos y cada
uno de sus militantes pero precisa además una Dirección que incluya y conduzca asumiendo
estas prioridades, con algunos compañeras y compañeros dedicados principalmente a esta
tarea, que articulen la diversidad de la organización, que produzcan y elaboren, sustanciando
en ideas y propuestas sus posiciones políticas, que a su vez apuesten a una gestión partidaria
capaz de revertir la crítica situación financiera y estructural del Partido, que promuevan la
participación, que acompañen el trabajo en los territorios y frentes sociales y que compartan
27
poder. Se trata, entre otras cosas, de asumir el desafío fundamental de construir el liderazgo
intelectual y moral del Partido, suspendiendo aunque sea por un tiempo las expectativas
personales respecto de roles o responsabilidades en puestos de gobierno o notoriedad
pública, que más que del deseo o las iniciativas individuales, surgirán de la realidad y de la
planificación y acierto de nuestras prácticas políticas. La forma en que nos condujimos en el
Congreso Extraordinario en el que reformamos nuestro Estatuto resulta esperanzadora y
prefigura un escenario superador al que unidos debemos apostar.
Entre los abajo firmantes se cuentan más de doscientos militantes sociales y políticos
socialistas, referentes históricos, compañeros insertos en movimientos sociales y en la
estructura territorial, mujeres y varones, jóvenes y mayores, de todas las regiones del país,que hacen suyo este insumo, abierto a las adhesiones y aportes de todos los compañeros y las compañeras del Partido.
ABELLA, Jorge
ABELLA, Wiston
ABILLEIRA, Ana Laura
ABILLEIRA, Carolina
ABILLEIRA, Lía
ABILLEIRA, Ximena
ACOSTA, Christian
ACOSTA, Norma
AGUIRRE, Oscar
AGUSTONI, Bruno
AGUSTONI, Gabriel
ALBA, Ma. Ema
ALBERRO, Alejandro
ALCOBA, María Julia
ALVAREZ, Cristian
ANTONELLI, Alejandro
APARICIO, Eduardo
ARAKELIAN, Garabed
ARELLANO, Fernanda
ARGUL, Florencia
ARGUL, Mateo
ARRIOLA, Carol
BALBUENA, Wilmar
BARRAL, Ana Caren
BARREIRO, Gabriela
BARRENECHEA, Enrique
BATELLI, Aida
BELMUDES, Luis
BENÍTEZ, Adriana
BERHAU, Enrique
BIANCHI, Valeria
BILLAR, Clara
BOLÓN, Guillermo
BONILLA, Julio
BOUYSSOUNADE, Mariana
BRANDON, Daniela
BRUM, Santiago
CABRERA, Jorge
CACHÓN, Carlos
CALVO, Rafael
CÁMARA, Andrés
CAMEJO, Marcela
CAPPI, Patricia
CAQUÍAS, Mauricio
CARBAJAL, Juan
CARBAJAL, Luis
CARRASCO, Diadema
CARRASCO, Diego
CARRASCO, Fabián
CASTRO, Diego
CAVICCHIOLI, Marta
CAYÓN, Patricia
CHAVES, Carlos
CHIAZZARO, Roberto
CIVILA, Gonzalo
COCCO, Alba
COLI, Teresita
CORNU, Tomás
DAUSON, Joaquín
DAVISONO, Edgardo
DE LA IGLESIA, Andrés
DE LEÓN, Fernando
D'ELÍA, Lilián
DI MAGGIO, Mauricio
DIANA, Gerardo
DÍAZ, Alejandro
DÍAZ, Fernando
DÍAZ, José
DOS SANTOS, Enrry
DOTTI, Roberto
ESPÓSITO, Daniel
ESPÓSITO, Juliana
ETCHEVERS, Fernando
FABRA, Nelson
FAGIANO, Nelson
FERNÁNDEZ, Ema
FERNÁNDEZ, Emmanuel
FERNÁNDEZ, Luciana
FÍGOLI, Mario
FLORES, Anibal
FONTES, Roberto
FRANCO, Jorge
FUENTES, Marisol
GAGLIANO, Daniel
GARCÍA, Cristina
GARCÍA, Federico
GARCÍA, Sandra
GARDERES, Lucy
GARDERES, María Cecilia
GARDERES, Nery Mabel
GIANNATTASIO, Bruno
GIMER, Nair
GIUDICI, Nahuel
GIUDICI, Yoel
GONDOLVEO, Martín
GONDOLVEO, Valentina
GONDOLVEO, Victoria
GONZÁLEZ ROSTANI, Valentina
GONZÁLEZ, Adriana
GONZÁLEZ, Allison
GONZÁLEZ, Cristina
GONZÁLEZ, Enrique
GONZÁLEZ, Gustavo
GONZÁLEZ, Raquel
GONZÁLEZ, Silvia
GRAÑA, Ma. Jesús
GUERRA, Carmen
HEIJO, Cristina
ILLARZE, Ricardo
ILLARZE, Sylvia
INFANTE, Nicolás
IRIARTE, Mariel
JOANICÓ, Ana
KREIMERMAN, Roberto LAGOS, Liborio
LAMADRID, Mabel
LASA, Nicolás
LEVY, Rolando
LÓPEZ CAGGIANI, Miryam
LÓPEZ, Óscar
LOUISE, Reynaldo
MACHADO, Jorge
MACHADO, José
MACIEL, Ariel
MALÁN, Enzo
MARRERO, Lucía
MARTÍNEZ, Luis
MARTÍNEZ, Pablo
MARTÍNEZ, Paula
MARTÍNEZ, Walter
MATTA, Mauricio
MATTA, Noel
MATTA, Ramón
MATTA, Virginia
MEDERO, Omar
MELO, Ada
MENA, Ariel
MÉNDEZ, Roberto
MESA, Ricardo
NOGUEIRA, Daniel
NOVOY, Rafael
NUNES, José
OLESKER, Daniel
OLIVERA RECOBA, Raúl
OLIVERA, Eliana
OLIVERA, Lorena
OLIVERA, Mabel
OLIVERA, Raquel
OLIVERA, Raúl
ORIBE, Pablo
PAGANI, Irma
PARRY, Raquel
PASTORINO, Martina
PASTORINO, Sofía
PEDOJA, Fernando
PEREIRA, José
PEREIRA, Pablo
PEREYRA, Julio
PEREYRA, Susana
PÉREZ, Diana
POSADA, Marcelo PRATO, Ricardo
PRESA, Daniela
PRICOLI, Marisol
PRIETO, Lucía
PRIETO, Nelson
PRIETO, Richard
PRIETO, Selene
PRIETO, Victoria
PUYARES, Nelson
QUEIJO, Liliana
QUINTANA, Rosa
QUIRUJA, Susana
RAMÍREZ, Margarita
RAMOS, Carlos
RAMOS, Lucía
RANGEL, María
RECOBA, Anair
REQUENA, Carlos
REYMUNDO, Noemí
RICCI, Gustavo
ROCHA, Juan Manuel
RODRÍGUEZ, Aníbal
RODRÍGUEZ, Delia
RODRÍGUEZ, Gastón
RODRÍGUEZ, Gerardo
RODRÍGUEZ, Griselda
RODRÍGUEZ, Julio
RODRÍGUEZ, Nicolás
ROIBAL, Oscar
ROMAN, Federico
ROMAN, Nicolás
ROMÁN, Wilfredo
SALGUEIRO, Alba
SANGUINETTI, Nito
SANGUINETTI, Rolando
SARAVIA, Eulogia
SAVIO, Griselda
SILBERMAN, Gastón
SILVA, Ana
SILVA, Esther
SILVA, Federico
SILVA, Gustavo
SILVA, María
SILVA, Sofía
SILVA, Víctor
SILVEIRA, Juan
SILVERA, José
SORONDO, David
SUÁREZ, Ricardo
TOMÉ, Mónica
TORRES, Jorge
TRAVIESO, Emiliano
TRUJILLO, Leonardo
VALDÉZ, Sebastián
VARGAS, Elsi
VELÁZQUEZ, María
VERLO, Johana
VERLO, Julio
VICENTE, Camilo
VIDAL, Ismael
VIDELA, Raquel
VIEIRA, Rolando
VIÉITEZ, Serena
VIERA, Hugo
WOLCOWICZ, Leonardo
ZUNINO, Mauricio
ZUNINO, Walter
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario