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lunes, 8 de diciembre de 2014

EMPRESARIOS URUGUAYOS: NEOLIBERALES....MIENTRAS NO LOS MOLESTEN !

Reducir el tamaño del Estado, flexibilizar el mercado laboral, apostar a un modelo de integración comercial de economía abierta. Esos son algunos postulados compartidos por muchos de los empresarios locales que, desde una visión liberal, comprenden las restricciones al mercado como obstáculos para la realización del potencial de una economía. Neoliberales, sí, pero neoliberales con peros; porque a veces a la ideología y al amor por la competencia se le anteponen otra clase de intereses.La batalla emprendida por los comerciantes locales contra las compras al exterior a través de internet deja al descubierto esa falta de coherencia en el discurso.


Desde la puesta en vigencia de la nueva normativa de encomiendas, que permite a los uruguayos realizar 5 compras anuales en tiendas de USA por hasta US$ 200 (costo de envío y seguro incluido), el empresariado local ha puesto el grito en el cielo y presionado al gobierno para que restrinja al máximo su utilización. Según publicó el viernes el diario El País, ya es una batalla ganada.

Los consumidores locales van a ver limitada la utilización de este mecanismo, no ya a cinco compras, sino que ahora solo podrán acceder aquellos que tengan registrado a su nombre una tarjeta internacional.Según los comerciantes, se trata de una competencia desleal que compromete seriamente la rentabilidad del sector y por consiguiente, la inversión futura y los puestos de trabajo.

Sostienen que, para nivelar la cancha, las compras al exterior deberían estar fuertemente gravadas o limitadas por cualquier mecanismo que ponga un muro entre el consumidor uruguayo y una tableta a US$ 150.La entrada al mercado uruguayo de la marca de ropa Forever21 debería ser un ejemplo del beneficio social de ese mecanismo de compras.

En primer lugar, porque es difícil pensar que la marca hubiera apostado al mercado uruguayo de no haber sido por la fuerte demanda online que recibió en su casa matriz a través de tarjetas de crédito emitidas en este pequeño país.

La empresa no solo apostó por el mercado local con una inversión millonaria, sino además se impuso el desafío de ser competitiva ya no con las marcas uruguayas sino con su propia web internacional, ese reto que hoy el empresariado uruguayo no está dispuesto a afrontar.

Forever21 vino a Uruguay con la promesa de precios apenas 15 % más altos que en USA, en un país donde ese 15 % amerita un “apenas”.Los productos que vienen a Uruguay a través del régimen de encomiendas no están libres de impuestos ni están exentos de lidiar con los costos laborales que afrontan los empresarios locales.

Las compras que hacen los uruguayos a través de internet vienen cargadas con los mismos tributos que pagan los consumidores y empresarios en EEUU (algo más bajos que los locales, es cierto) y los costos laborales de la principal potencia del mundo (mucho más altos que los de Uruguay).

Pero además, a eso hay que agregar el costo de envío, que para un paquete de alrededor de 500 gramos se encuentra en el entorno de US$ 20 (10 % del valor máximo permitido para una encomienda) y los costos de utilización de la tarjeta de crédito internacional.Que para un uruguayo sea más barato pagar esos costos asociados a la compra por internet respecto a la alternativa del comercio local, habla muy mal del mercado uruguayo.

Algo mal estamos haciendo y las posibilidades son muy limitadas. Puede que estemos ante una imperfección de mercado tal que los empresarios estén generando una renta superior a la de un mercado en competencia, una suerte de oligopolio tácito en el cual, como nadie amenaza con reducir su rentabilidad y al consumidor local no le queda otra que comprar a estos precios, se puede percibir una renta adicional derivada de la imperfección.

O puede que estemos ante una ineficiencia sistémica del mercado, a través de la cual los empresarios locales estén obligados a pagar costos mayores que en el resto del mundo debido a una baja productividad del trabajo uruguayo o de procesos logísticos que dejan mucho que desear.

Sea como sea, la brecha de precios es un problema a atender. Quizás lo que más llama la atención sea que luego de meses de minimizar el impacto de las compras online sobre la economía local, las autoridades hayan cedido a los reclamos de los comerciantes. No llama para nada la atención (tristemente) que esta medida recién se filtrara luego de terminadas las elecciones.

Al fin y al cabo, no solo entre el empresariado la ideología y la competencia pesan menos que otra clase de intereses.

Fuente: El Observador


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