Tras un viaje de 2 días y recorrer más de 12,000 kilómetros, las primeras 5 familias de refugiados sirios llegaron este jueves a Uruguay, donde el gobierno de José Mujica preparó un plan de reasentamiento para que inicien una nueva vida lejos de la guerra. La llegada estuvo rodeada de un estricto operativo de seguridad que impidió el ingreso de la prensa a la Base de la Fuerza Aérea, vecina al aeropuerto, a donde fueron trasladados apenas llegaron y donde los esperaba el presidente Mujica.
El grupo está integrado por una familia de 14 personas, otra de 12, dos familias de seis integrantes y una última de cuatro, informaron fuentes del gobierno. La mayor parte de ellos son niños y adolescentes, el principal requisito del gobierno a la hora de la selección.
El arribo de los 42 refugiados está previsto para el mediodía local (14H00 GMT), dijo una fuente de la secretaría de Derechos Humanos de la Presidencia.
“Es un trayecto muy largo y para todos es su primer viaje en avión, por lo que queremos que la llegada sea lo más tranquila posible”, añadió la fuente.
El grupo partió el martes desde Líbano, acompañado de médicos, tres traductores, representantes de la cancillería uruguaya y el secretario de Derechos Humanos de Uruguay, Javier Miranda.
Apenas lleguen, serán trasladados a un hogar de los hermanos Maristas de Uruguay, donde según el plan vivirán durante dos meses, periodo en el que recibirán clases de español y se buscará que conozcan la cultura uruguaya, al tiempo que se capacitará a los adultos para que puedan sumarse al mercado laboral.
Ubicada a aproximadamente media hora del centro de Montevideo, en un barrio humilde, la casa de 14 habitaciones y amplios salones comunes está rodeada de un parque arbolado y canchas de fútbol.
En la zona, la mayoría de los vecinos sabe de la llegada de los refugiados, de la cual se enteraron a través de los medios de prensa.
“Me parece bien” que el país reciba a estas familias, dijo Fernando Silva, un empleado de 44 años, que se manifestó “contento por la gente que viene”.
Claudia Rodríguez, un ama de casa de 41 años, confía en que los refugiados sirios puedan salir adelante en Uruguay.
“Después de todo lo que han sufrido, pienso que acá se les puede dar una vida tranquila y en paz, que pueden tener una vida normal, como todos”, señaló.
Por su lado, Víctor Agostini, de 45 años, precisó que “todo el mundo tiene que colaborar con esa gente” porque “son pacifistas, como todos nosotros”, mientras que Matías González, de 17 años, destacó que “son niños y necesitan ayuda del Uruguay, y eso lo podemos dar”.
Las instalaciones de los maristas “podrían ser un buen lugar” para quedarse un tiempo, pero el barrio “no es muy seguro”, sostiene, recordando que hace un año le dispararon y robaron cuando iba en su auto.
William Emilio Araújo, albañil de 60 años, cree en tanto que “todos los países deberían hacer lo mismo” que Uruguay y recibir a refugiados de guerra.
Uruguay es el primer país de la región en implementar un plan de reasentamiento de este tipo, que elaboró en coordinación con Acnur (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados) y con el respaldo de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM).
El ambicioso programa -que implica ayudar a las familias a conseguir trabajo y vivienda y asistirlas durante dos años- costará al pequeño país sudamericano entre 2,5 y 3 millones de dólares.
En una segunda etapa, está prevista la llegada de otros 80 refugiados a fines de febrero de 2015.
“Es un programa de reasentamiento, no de migración. Pueden regresar cuando quieran a Siria”, explicó en una entrevista reciente con la AFP Javier Miranda, secretario de Derechos Humanos de Uruguay.
Al igual que el presidente Mujica, Miranda confía en que otras naciones repliquen la experiencia. “Hay una voluntad de Uruguay, no de dar ejemplo sino de decir ‘anímense, se puede'”, expresó.
Tras más de tres años de sangrienta guerra civil y el más reciente avance de los yihadistas del grupo Estado Islámico (EI), el número de refugiados sirios superó los tres millones, según cifras de Acnur.
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