Además de la crisis generada por la violencia en el fútbol, desde hace varios meses el Ejecutivo de la AUF tenía planteado otro frente de batalla que también terminó influyendo: un serio problema con los derechos de televisación al Mundial. La intención de Bauzá y sus compañeros de Directiva de negociar cuanto antes los derechos las Eliminatorias 2018 chocaba contra el deseo de la empresa Tenfield, actual propietaria de los derechos, de negociar después de la Copa del Mundo. Y junto a la empresa, varios clubes que le hacen los mandados a Paco Casal, mantenían esa tesitura y presionaban para que no se llegara a ese punto.
Según supo El Observador, el Ejecutivo ya había iniciado las negociaciones, y tenia toda la intención de venderlos ahora. Para eso había mantenido reuniones en secreto con la consulto BDO, que fue la que la aconsejó en la venta de los derechos anteriores, para el Mundial 2014, que también habían generado un agrio enfrentamiento con Tenfield, que marcó todo el resto de la relación entre ambos.
También se había hablado con otras federaciones de otros países, para auscultar si ya habían negociado.
La intención era vender los derechos ahora para aprovechar el buen momento del Mundial, teniendo en cuenta que es cuarta en el Mundial, y se ubica entre los cinco primeros ranking FIFA. No había mucho margen para mejorar, y sí estaba el riesgo de que una mala actuación en Brasil 2014 hiciera caer el “valor” de Uruguay como producto.
Sin embargo, esta medida del Ejecutivo era cuestionada por un grupo de clubes, varios de los cuales realizaron ante la Justicia la denuncia a la Conmebol. Ernesto Dehl, presidente de Cerro Largo, había declarado hace dos semanas al programa la Oral Deportiva que “los derechos de la Eliminatoria de 2018 no los va a vender el Ejecutivo sino el que viene”.
Íntimamente los presididos por Bauza sabían que no iban a contar con los votos necesarios para negociar la televisión en estos momentos.
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