El petrolero Morning Glory navega ya de vuelta a un puerto secreto en la costa de Libia con sus
234.000 barriles de crudo a bordo. Viaja escoltado por el destructor Roosevelt y el portaviones usamericano George H. W. Bush. La
operación de rescate emprendida en la noche del pasado domingo por los
SEAL, los grupos especiales de la marina usamericana, fue limpia, sin
bajas ni heridos y se ejecutó con todos los elementos propios de una
película de acción y final feliz.
Las milicias rebeldes libias, que permitieron hace 10 días que el barco fuese cargado contra las órdenes y el bloqueo de las autoridades, han fracasado en esta ocasión.
El presidente Barak Obama dio la orden de acción desde su despacho en Washington. Eran las 22.00 horas del domingo. En la costa cerca de Lanarca, frente a la capital de Chipre, aguardaban los mandos del destructor Roosevelt, con sus marines entrenados para este tipo de abordajes, lanchas rápidas y varios helicópteros. A 18 millas de esa capital estaba atracado el Morning Glory, un buque de bandera confusa, que el pasado 8 de marzo se permitió el lujo de entrar en el puerto rebelde libio de Es Sider para ser cargado de petróleo solo con el permiso de las milicias que tomaron esa zona de Sirte desde el verano.
La producción de petróleo, por supuesto, se ha resentido. De los casi
1,5 millones de barriles diarios que se producían aún con Gadafi se ha
perdido casi la mitad, lo que genera inestabilidad en el precio del
combustible.
El barco, además, había llenado sus bodegas ilegalmente con petróleo de la Compañía Nacional de Petróleo y del consorcio estadounidense Waha. Sorteó el bloqueo y entró en el puerto de Es Sider. El anterior primer ministro, Ali Zeidán, logró incluso que el mermado parlamento libio le concediese poderes especiales a la armada del país para evitar su salida y que fuese cargado. Hasta 13 embarcaciones de la marina intentaron sin éxito cercar Es Sider. En la madrugada del 11 de marzo los rebeldes lograron llevarlo casi lleno de fuel a aguas internacionales, pese a todas las órdenes y hasta los tiros cruzados.
Los diputados presentes en la cámara se sintieron burlados y forzaron una moción de censura del primer ministro, que huyó del país camino de Alemania, acuciado también por la justicia.
El nuevo jefe del Gobierno dio entonces dos semanas de plazo a los rebeldes para acabar con el bloqueo de sus puertos estratégicos. Este sábado las milicias se mostraron dispuestas a negociar ni no eran acosadas por los militares. Parecía imponerse otra tregua. Hasta que los SEAL norteamericanos recibieron la orden de actuar.
El Departamento de Estado usamericano, que fue el que reveló ayer la operación, contó que no hubo heridos, según el portavoz del Pentágono, el contraalmirante John Kirby. También que su participación la habían pedido los gobiernos de Chipre y Libia y que el buque retornaba a Libia protegido por sus marines.
Lo que no está nada claro aún es de quién es el petrolero y para quién serían los beneficios de su carga.
Cuando el barco fue abordado fueron detenidos dos israelíes y un senegalés, que serán juzgados de acuerdo a las leyes nacionales e internacionales. Sobre ellos solo se conoce que aterrizaron el viernes tarde en Lanarca en un jet, alquilaron un bote y se dirigieron al carguero para negociar la posible venta del crudo. A su regreso fueron apresados.
El carguero tenía en origen bandera norcoreana. Pero Pyongyang, la agencia estatal de Corea del Norte, ha negado la propiedad del barco y hace tres semanas le retiró cualquier autorización por “violar la ley de registro y de contrato que prohíbe el transporte de contrabando”. Entonces se especuló con que había cambiado de bandera, de dueño y de nombre a través de una firma egipcia.
Fuente: El País de M.
Las milicias rebeldes libias, que permitieron hace 10 días que el barco fuese cargado contra las órdenes y el bloqueo de las autoridades, han fracasado en esta ocasión.
El presidente Barak Obama dio la orden de acción desde su despacho en Washington. Eran las 22.00 horas del domingo. En la costa cerca de Lanarca, frente a la capital de Chipre, aguardaban los mandos del destructor Roosevelt, con sus marines entrenados para este tipo de abordajes, lanchas rápidas y varios helicópteros. A 18 millas de esa capital estaba atracado el Morning Glory, un buque de bandera confusa, que el pasado 8 de marzo se permitió el lujo de entrar en el puerto rebelde libio de Es Sider para ser cargado de petróleo solo con el permiso de las milicias que tomaron esa zona de Sirte desde el verano.
Y menos los puertos clave de Sirte, comandados tras el verano por el
rebelde federalista Ibrahim Jadhran, de 33 años, hasta entonces
responsable oficial de vigilar esos enclaves petrolíferos desde que
ayudó hace tres años a derrocar al dictador Muamar Gadafi. Pero ahora el
comandate rebelde maneja en esos puertos a su antojo petróleo y barcos,
y reclama para esa zona del país más autonomía y repercusión de la
riqueza que genera el crudo.
El barco, además, había llenado sus bodegas ilegalmente con petróleo de la Compañía Nacional de Petróleo y del consorcio estadounidense Waha. Sorteó el bloqueo y entró en el puerto de Es Sider. El anterior primer ministro, Ali Zeidán, logró incluso que el mermado parlamento libio le concediese poderes especiales a la armada del país para evitar su salida y que fuese cargado. Hasta 13 embarcaciones de la marina intentaron sin éxito cercar Es Sider. En la madrugada del 11 de marzo los rebeldes lograron llevarlo casi lleno de fuel a aguas internacionales, pese a todas las órdenes y hasta los tiros cruzados.
Los diputados presentes en la cámara se sintieron burlados y forzaron una moción de censura del primer ministro, que huyó del país camino de Alemania, acuciado también por la justicia.
El nuevo jefe del Gobierno dio entonces dos semanas de plazo a los rebeldes para acabar con el bloqueo de sus puertos estratégicos. Este sábado las milicias se mostraron dispuestas a negociar ni no eran acosadas por los militares. Parecía imponerse otra tregua. Hasta que los SEAL norteamericanos recibieron la orden de actuar.
El Departamento de Estado usamericano, que fue el que reveló ayer la operación, contó que no hubo heridos, según el portavoz del Pentágono, el contraalmirante John Kirby. También que su participación la habían pedido los gobiernos de Chipre y Libia y que el buque retornaba a Libia protegido por sus marines.
Lo que no está nada claro aún es de quién es el petrolero y para quién serían los beneficios de su carga.
Cuando el barco fue abordado fueron detenidos dos israelíes y un senegalés, que serán juzgados de acuerdo a las leyes nacionales e internacionales. Sobre ellos solo se conoce que aterrizaron el viernes tarde en Lanarca en un jet, alquilaron un bote y se dirigieron al carguero para negociar la posible venta del crudo. A su regreso fueron apresados.
El carguero tenía en origen bandera norcoreana. Pero Pyongyang, la agencia estatal de Corea del Norte, ha negado la propiedad del barco y hace tres semanas le retiró cualquier autorización por “violar la ley de registro y de contrato que prohíbe el transporte de contrabando”. Entonces se especuló con que había cambiado de bandera, de dueño y de nombre a través de una firma egipcia.
Fuente: El País de M.
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