Ceferino Fontes había vuelto a Uruguay el 23 de marzo de 2011, tras el terremoto y tsunami ocurrido en Japón, donde estaba radicado con su familia. El viernes pasado, fue asesinado por 2 delincuentes, mientras trabajaba en su camión de repartos.
"Pienso en lo que me puedo encontrar en Uruguay donde hay inseguridad y otras dificultades, pero lo emocional puede más que todo", había dicho a El País, Ceferino Fontes, al llegar al Uruguay.
Las palabras de Fontes en ese momento fueron un trágico presagio de lo que pasó. Él y su hija, Melina de 18 años, atendían un reparto de helados. El viernes sobre las 14 horas, llegaron a un almacén de Sixtina y Leandro Gómez, para cumplir con un cliente.
Mientras la joven entregaba el pedido, Ceferino fue sorprendido por dos delincuentes que pretendieron robarlo y como el trabajador se resistió le dispararon. Un tiro en el tórax y otro en el cuello acabaron con la vida de Fontes.
"No tenían que repartir en ese comercio el viernes. La verdad no sé por qué fueron", dijo Marcel Fontes, hijo mayor de Ceferino.
"El se vino de Japón con una mano atrás y otra adelante. No trajo un mango", contó Marcel.
Tras reacomodarse en su vivienda, la que había dejado siete años atrás, logró salir adelante poco a poco.
"En un momento se consiguió un auto. Después lo puso a laburar y se pudo comprar el camión. No hacía mucho había vendido el auto y se compró una camioneta con trailer", añadió.
Marcel contó que su padre pensaba ampliar las posibilidades del reparto de helados, para aprovechar la zafra de verano. "Y ahora quedó todo ahí", dijo el hijo mayor de Fontes, con un dejo de tristeza en la voz.
Familia.
Ceferino Fontes estaba casado con Naomi Tanaka, una ciudadana uruguaya, pero hija de japoneses. Este era su tercer matrimonio, en los que había tenido cinco hijos, Marcel (30), Sebastián (27), Valeria (26) Ken (20) y Melina (18).
Ceferino, su esposa y sus dos hijos, vivían en una casa construida sobre un terreno ubicada en Cuchilla Pereira, zona rural al noroeste de Montevideo.
La crisis económica que sufrió el país en el 2002, dejó a Fontes sin trabajo. Habían empezado a proyectar un posible viaje a Japón para radicarse, cuando su esposa, Tanaka, sufrió una violenta rapiña que le dejó como saldo una bala alojada en una pierna.
El suceso aceleró los trámites para que el matrimonio y sus dos hijos de entonces 8 y 10 años, partieran hacia Japón, aprovechando la doble nacionalidad de la mujer, para instalarse a trabajar.
"Mi padre tenía una empresa, que con la crisis del 2002 quebró y quedó sin laburo. Cuando decidieron irse, lo hicieron pensando en ir a trabajar, juntar unos pesos para pagar las cuentes y en algún momento volver", aseguró Marcel.
"De hecho cuando ocurrió el terremoto, ellos ya estaban pensando en volver. Todo lo que pasó, lo único que hizo fue acelerar los trámites para que volvieran", recordó.
Fútbol.
Marcel cuenta que, ni bien volvieron del Japón, Ceferino pretendió realizar algunos emprendimientos vinculados al fútbol, como había hecho durante sus siete años en aquel país.
"Acá no tuvo éxito. No es lo mismo, en principio la cantidad de plata que se manejan. Allá son millones de millones y acá son unos pocos pesos", indicó.
En Japón, Ceferino era entrenador de fútbol de un equipo local y además había iniciado una escuela con el objetivo de enseñar dicho deporte, la que llevaba por nombre Tokio Oriental Soccer, según consta en su perfil de Facebook.
Además, uno de los hijos de Fontes, Ken, es jugador de fútbol. Según consiga el diario Del Este, el joven esta siendo evaluado para integrar el primer equipo de Rocha, en la segunda división.
Marcel cuenta que su padre era hincha de Nacional. "Era algo que no compartíamos", dijo en tono de broma, delatando su condición de aurinegro.
El regreso.
Ceferino Fontes y su familia fueron los primeros uruguayos que lograron llegar a nuestro país, tras el terremoto y posterior tsunami ocurrido en Japón, el 11 de marzo de 2011.
Días después, el 24 de marzo, Ceferino, su esposa y los dos hijos del matrimonio, arribaban al Aeropuerto.
Entre el apretado abrazo con amigos y familiares, Fontes habló para la prensa. "Ha sido muy duro. Pero por fin estamos con nuestros hijos que era lo que queríamos sacar de Japón lo más pronto posible", dijo Ceferino a las cámaras de televisión que lo aguardaban a su arribo al Carrasco.
"Estamos muy tristes porque allá quedan familiares, quedan amigos y queda gente que nos ayudó muchísimo. Es un momento difícil", decía con la voz entrecortada por la emoción.
"Fueron decisiones difíciles. Tuvimos que resolver en dos días y dejar todo, el apartamento con todo lo que teníamos", decía Naomi, esposa de Fontes.
"Nosotros queríamos volver para estar tranquilos. Acá, ahora estamos seguros", concluyó Ceferino.
Fuente: El País
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