Más de 150 millones de personas del mundo entero se benefician de las virtudes de la estevia; una planta originaria de las zonas tropicales de Sudamérica y conocida como caajé en Paraguay, donde crece en estado silvestre. Desde hace décadas se la cultiva en Argentina y Brasil por ser un edulcorante natural muy potente: mucho más dulce que la caña de azúcar, pero con un contenido calórico insignificante.
Cláudio da Costa, del Instituto Nepron de la Universidad Estatal de Maringá (UEM), cree que el 'azúcar verde' puede terminar revolucionando el mercado de los alimentos.
'Yo conozco el potencial de sus hojas desde hace un cuarto de siglo; tienen un sabor intenso y no causan caries. Brasil fue el primer país del hemisferio occidental en cultivar la estevia industrialmente y en sacar de ella extractos con un 90 por ciento de pureza', comenta Da Costa.
El estado brasileño de Paraná tenía los sembradíos de estevia más grandes del planeta hasta que los altos costos de producción, más onerosos que los de la caña de azúcar, fueron usados como argumento para abandonar ese cultivo. Ahora, el mayor productor de estevia es China, que acapara un 10 % del mercado internacional.
Aunque poco populares en Alemania, alimentos hechos a base de estevia se pueden conseguir en tiendas especializadas.
La estevia tiene enemigos poderosos
Pero, aunque en la Unión Europea (UE) y Estados Unidos de América se pueden conseguir bebidas refrescantes hechas a base de estevia, ni el bloque comunitario ni el país norteamericano han autorizado por completo el uso de la planta en sus territorios.
Los defensores del azúcar verde sostienen que la planta ha sido consumida en Asia desde la década de los setenta y en Sudamérica desde hace siglos, sin que la salud de la población se viera comprometida. No obstante, Europa parece confiar más en los estudios hechos por las autoridades sanitarias yanquis, según los cuales un producto derivado de la estevia podría causar cáncer.
Jan Geuns, experto en fisiología molecular del Instituto Botánico de la Universidad Católica de Lovaina, en Bélgica, tiene su propia teoría sobre por qué hasta la Organización Mundial de la Salud (OMS) se unió al coro de los adversarios de la estevia en los años ochenta y noventa.
'No es el lobby de los productores de azúcar, sino el de los fabricantes de edulcorantes artificiales el que más va a sufrir si se le abren las puertas a esta planta. Después de todo, los consumidores quieren edulcorantes naturales', asegura Geuns, quien lleva 15 años promoviendo el proceso de autorización de la planta.
'Si a la UE realmente le importara la seguridad alimentaria, no se empeñaría en impedir el mercadeo de un producto tan bueno como la estevia y más bien se concentraría en investigar los posibles perjuicios causados por los productos caramelizados. Estoy seguro de que se toparían con sustancias cancerígenas', acota el especialista, enfatizando que la causa de muchas enfermedades está en el consumo excesivo de azúcar. A juicio de Geuns, también la corrupción administrativa ha permitido que la industria azucarera se salga con la suya a la hora de frenar la aprobación del uso de la estevia en Europa.
Autores: Solveig Flörke / Evan Romero-Castillo
Fuente: DW
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