El doctor Geoffrey Ginsburg, director de medicina genómica y profesor de la escuela de medicina de la Universidad Duke, en Estados Unidos de América, desarrolló junto a su equipo de investigadores un test que ha probado ser muy efectivo para distinguir entre infecciones virales y bacterianas, lo que resulta clave para recetar el tratamiento adecuado.
En muchas ocasiones, ante la duda de si una persona tiene una infección viral o bacteriana, el médico termina recetando estos fármacos innecesariamente. Como consecuencia, el desarrollo cada vez más acelerado de resistencia a los medicamentos se está convirtiendo en un problema para el ser humano y los sistemas de salud.
De acuerdo con un informe publicado esta semana por el Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), cada año, más de dos millones de personas caen enfermas por bacterias y hongos resistentes a algún tipo de antibiótico. De estas, unas 23.000 terminan en defunciones.
Pero hasta ahora no se disponía de una prueba eficaz para detectar si lo que aquejaba a un paciente era causado por un virus, una bacteria o un hongo.
Según los especialistas, la prueba permitiría identificar también enfermedades emergentes.
Aún más: podría servir para detectar posibles amenazas bioterroristas, evitar pandemias como la del SRAS hace diez años o incluso proteger a tropas desplegadas de enfermedades que puedan comprometer su desempeño. De ahí que el estudio está el financiamiento del departamento de Defensa de Estados Unidos de América.
Nuevos virus
Debido a que el cuerpo humano responde de forma distinta ante un virus o una bacteria, los especialistas lograron identificar un conjunto único de genes que están presentes en la sangre cuando una persona está contaminada y que es muy específico para las infecciones virales.
'Lo que hemos hecho aquí es aprovecharnos de la genómica, que es usar la información del genoma humano y la tecnología genética, para capturar esa respuesta (del sistema inmune)', explicó a BBC Mundo, Geoffrey Ginsburg, autor del estudio publicado en el Science Translational Medicine.
Las pruebas actuales dependen de la existencia de un patógeno conocido en el torrente sanguíneo.
'Nuestro enfoque es que no necesitas saber cuál es el virus y lo puedes utilizar de inmediato', señala el experto. 'Esto significa que con un virus nuevo, esta prueba puede ser muy efectiva, cosa que no ocurre con los que existen en la actualidad'.
Para desarrollar la prueba, los científicos utilizaron primero a un grupo de voluntarios que accedieron a infectarse con una serie de virus respiratorios. El objetivo era identificar algunos de los 30 genes involucrados en la respuesta inmune a una infección viral.
En el trabajo que publicado, los especialistas recogen los resultados de un ensayo realizado sobre pacientes reales en un hospital universitario. La muestra se constituyó de 102 personas que ingresaron por emergencia con síntomas de fiebre, de las cuales 28 tuvieron una infección viral, 39 una bacteriana y 35 se usaron como controles sanos.
Con este nuevo test, los investigadores de Duke pudieron clasificar con más del 90 % de precisión a los pacientes que tenían una infección viral y los que no.
'Este tipo de pruebas (genéticas) se usa en otras áreas (de la medicina), para enfermedades cardiovasculares o cáncer. Ésta es la misma plataforma que se usa comúnmente para diagnósticos y es por esto que estamos tan emocionados, porque puede ser un método que se puede implementar en un futuro no muy lejano', dice Ginsburg.
Sin embargo, realizar una prueba genética para descartar si la persona tiene un virus o una infección bacteriana puede costar 'unos cuantos cientos de dólares', tal y como lo expone el doctor.
'Pero lo que esperamos demostrar es que si se usa con propiedad, puede ahorrar mucho dinero a la salud pública'.
El especialista recalca que recetar erradamente antibióticos puede resultar ser más caro a largo plazo.
'Los pacientes no tienen por qué ser tratados innecesariamente con antibióticos, que son medicamentos costosos o exponerlos sin necesidad a posibles efectos secundarios que pueden terminar en hospitalizaciones'.
'Los pacientes no tienen por qué ser tratados innecesariamente con antibióticos, que son medicamentos costosos, o exponerlos sin necesidad a posibles efectos secundarios que pueden terminar en hospitalizaciones'
De acuerdo con el informe de la CDC, el elevado número de casos de enfermedades resistente a los antibióticos que se produce cada año representa un gasto adicional de US$20.000 millones en atención sanitaria. Esto sin contar el cálculo de los costos indirectos de improductividad social, que rondan los US$35.000 millones.
'Si en realidad podemos evitar algunas de las consecuencias de un tratamiento innecesario o inapropiado de antibióticos podríamos tener un impacto significativo en la atención sanitaria', señala Ginsburg.
Aunque la prueba se puede usar de forma generalizada, los expertos consideran que podría convertirse en una importante herramienta en el caso de brotes infecciosos y epidemias.
Sin embargo, antes de que esta prueba sea implementada, se necesitan realizar estudios a mayor escala y -según los investigadores- más trabajo para reducir el tiempo que lleva obtener los resultados.
Actualmente se requieren 12 horas para analizar unos 30 genes a partir de una muestra de sangre. Ginsburg asegura que tanto el tiempo como la cantidad de genes pueden ser recortados.
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