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martes, 18 de diciembre de 2012

AESHA MOHAMMADZAI: LA CHICA AFGANA MUTILADA POR SU ESPOSO, REHACE SU VIDA

La cara de una joven afgana mutilada por su marido, un fanático del Talibán a quien su padre la vendió a los 12 años, quien le cortó la nariz y las orejas por querer escapar de su matrimonio abusivo, asombró al mundo al aparecer en la portada de la revista Time en 2010, pero hoy, la vida de Aesha Mohammadzai es muy diferente. 'Cuando me cortaron la nariz y las orejas, me desmayé. En mitad de la noche sentía como si tuviera agua fría en mi nariz', contó la joven a CNN. Aesha obtuvo asilo político el año pasado después de llegar a los Estados Unidos de América en el 2010, a los 18 años, con la esperanza de someterse a una cirugía reconstructiva que le devolviera la sonrisa. Durante seis meses ha enfrentado varias etapas de cirugía reconstructiva, en un camino de resistencia, esperanza y cambio, que no teme mostrar. "No me importa. Todo el mundo tiene algún tipo de problema", dice ella, con la ayuda de un traductor. "Al principio, yo estaba muy asustada. Tenía miedo de ver mi cara en el espejo (...) me daba miedo pensar en lo que sucedería en el futuro para mí. Pero ahora no tendré miedo nunca más”. Con su gesto se convirtió en la imagen del sufrimiento que aún hoy viven miles de mujeres en su país, Afganistán, y en otras partes del mundo. Aesha, quien no creció celebrando cumpleaños pero cree que tiene 21 o 22, está bajo el tratamiento de médicos en el Centro Médico Walter Reed, en Bethesda, Maryland. Está programado que se someta a una nueva cirugía este lunes, en un procedimiento que tomará cerca de ocho horas. Si todo va según lo previsto, podría llegar a la mitad del camino en su odisea médica, y tener la nariz que quiere para el próximo verano. Su transformación, sin embargo, no solo es física. Aesha también está un proceso para crecer como mujer. Ella llegó a Estados Unidos de América con la promesa de tener una nueva nariz, pero los cuidadores en el sur de Alta California y Nueva York determinaron que no estaba preparada emocionalmente para las cirugías extenuantes. Aesha estaba haciendo progresos y su condición estaba mejorando en Nueva York, cuando decidió que necesitaba un cambio. Aterrizó en Maryland, por iniciativa propia. Y ahí encontró un lugar donde podía sentirse como en casa, con una familia afgana que la adoptó. Aesha está en paz. Ella dice que ocurrían demasiadas cosas en Nueva York, donde vivió durante un año. Su mente, dice, se ha despejado. "Ahora sé cuál es el sentido de la vida, la manera de vivir”, comentó. Las pesadillas de Aesha se han detenido. Ella no es perseguida como antes. Se da cuenta de que hay muchas mujeres en el mundo que han sufrido como ella, y que no está sola. Está segura de que hubiera muerto si seguía en Afganistán. Pero estar en paz no significa que su pasado está olvidado. "Lo que pasó es parte de mí, parte de mi vida, y está todo el tiempo en mi mente", dice. "Pero tengo que vivir y tengo que amar". Han pasado ya cuatro años desde aquella portada y Aesha tiene 22 años y por delante está el reto de superar aquello de la mano de la cirugía a la que se ha sometido en Estados Unidos para reconstruir las partes que le fueron mutiladas. Pese al profundo avance que estas intervenciones suponen para su vida, las personas cercanas a Aesha contaron a la candena CNN las dificultades que todavía tiene para llevar una vida normal. Sufre altibajos emocionales fruto de la perturbadora experiencia que sufrió y tiene problemas para aceptarse a sí misma. Así lo informa el ‘Daily Mail’, que también explica cómo la joven recibió asilo político en territorio yanqui sin saber inglés, idioma que ahora sí conoce y gracias al que incluso ha podido recibir una educación acorde con su edad y sin que su sexo sea un impedimento, cosa que en Afganistán, a día de hoy, todavía es un reto.

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