En Uruguay la propiedad de la tierra está mucho más concentrada que el ingreso. Mientras que el 10% de la población más rica recibe el 30% del ingreso de todo el país (el 30 % recibe el 65 %), el 10% de los productores más grandes es propietario del 64% de la tierra.
En los últimos 10 años el valor de la hectárea se multiplicó por 4,2, pasando (a valores de 2009) de
US$ 740 a US$ 3.114, situación que no se reflejó
en la carga tributaria del sector, ni en el valor de la contribución inmobiliaria.
Si la contribución hubiese acompañado la valorización real de la tierra, el pago actual debería ser de US$ 16 por hectárea y no los US$ 4 que actualmente se tributan.
Según información del Instituto Nacional de Colonización (INC) referida a campos de más de
1.000 hectáreas, en los últimos 10 años el precio
de la hectárea se multiplicó por 5 veces y media, pasando de US$ 574 en 1989 a US$ 3.114 en 2009.
En términos reales el valor de la hectárea se multiplicó por 4,2 veces, pasando (a valores de 2009) de US$ 740 a US$ 3.114.
La valorización de la tierra no se reflejó en la tributación: la carga tributaria sobre el sector era 9,7% del PBI en 1999 y del 7,1% en 2009.
Los US$ 4 por hectárea que se pagan actualmente por contribución inmobiliaria equivalen a US$ 3,1 del año 1999. En este caso, si la tributación por contribución inmobiliaria hubiese acompañado la valorización real de la tierra, el pago actual debería ser de US$ 16 por hectárea.
El índice CONEAT mide la diferente capacidad productiva de los suelos. Un índice CONEAT 100 corresponde a la productividad media de los suelos del país.
En ese sentido, un predio de 1.000 hectáreas con un índice CONEAT 150 –que es, por ejemplo, el CONEAT de los suelos del litoral oeste- equivale a 1.500 hectáreas CONEAT 100.
A su vez, un predio de 1.000 hectáreas con un índice CONEAT 60 –que es, por ejemplo, el CONEAT de los suelos del basalto superficial- equivale a 600 hectáreas CONEAT 100.
En ese contexto, para tener 2.000 hectáreas índice CONEAT 100 en el basalto superficial hay que ser propietario de más de 3.300 hectáreas, mientras que en el litoral oeste 1.300 hectáreas equivalen a 2.000 hectáreas CONEAT 100.
La tierra se valoriza con la realización de obras de infraestructura como rutas, caminos o puentes, en el marco de un mejor desarrollo de país en educación, educación, salud y niveles muy bajos de corrupción.
La tierra es un factor productivo diferente al capital y el trabajo y se pueden mejorar los procesos productivos que se desarrollan en la misma, pero no es un producto que se pueda fabricar o importar.
La alta valorización de la tierra en la actualidad y la no existencia de una regulación en la compra - venta, hace que los pequeños arrendadores resulten desplazados por los altos precios que deben pagar.
En ese contexto, los pequeños propietarios resultan también desplazados porque la productividad generada no les permite ingresos superiores a los que obtendrían arrendando o vendiendo sus campos.
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