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viernes, 25 de febrero de 2011

BAUTISTAS DE WESTBORO: INVOCANDO AL CUCO

Llevar 5 años siendo uno de los colectivos más odiados de Estados Unidos de América conlleva dos verdades: una que tu perseverancia es cuando menos reseñable y otra que ya poco tienes que perder en materia de relaciones públicas.


Esto es seguramente lo que le pasa a la controvertida Iglesia Bautista de Westboro. A este colectivo de Topeka, Kansas (Estados Unidos de América) se le conoce por su contumaz manía de pasearse por los funerales de los soldados muertos en Irak para celebrar el castigo de Dios a una nación que se ha convertido en esencialmente sodomita.

Pero la semana pasada se las apañó, por primera vez en su historia, para llegar a los titulares sin protagonizar ningún escándalo: el colectivo Anonymous, parecía, les estaba amenazando.

En principio, asustarte por recibir una amenaza de Anonymous (el escudo bajo el que operan activistas cibernéticos de todo el mundo, sin líderes ni organización, unidos sólo por sus conocimientos informáticos, su falta de compasión ante sus víctimas y su ideología basada en "la verdad y la libertad de expresión") es como llorar por ver caras en la corteza de un árbol por la noche.

Es demasiado indefinido como para tomar represalias, pero asusta. Sólo tiene una ventaja: te pone a la altura de los grandes.

Y ese reconcimiento es precisamente lo que le faltaba a los 71 miembros de esta iglesia Bautista (todos ellos, por cierto, de la misma familia).

Su único principio rector es que los gais no deberían existir y eso les da para manifestarse seis veces al día (y 15 los domingos) en diferentes calles de Estados Unidos. Pero, cosas de la vida, siempre han tenido más fama de locos que de otra cosa.

Puede que sea porque la dirección de su web sea sencillamente GodHatesFags.com (DiosOdiaALosMaricas.com).

Que sea fans declarados de Saddam Hussein. Que sus enemigos sean o hayan sido (sin ningún orden particular) Al Gore, Ronald Reagan, Heath Ledger, Suecia, la población católica y una escuela de primaria de Lexington, Massachussetts.

Que, hace unos meses, llegaron al Tribunal Supremo por esa costumbre de ir a funerales a alegrarse de la muerte de las personas (sobre todo los mencionados soldados o enfermos de SIDA; los días que no les pilla a mano ese evento, cualquier entierro les vale) porque es como Dios castiga a un país que es cada vez más tolerante con los homosexuales. O que Kevin Smith se haya inspirado en ellos para diseñar al villano de su nueva película de terror.

El caso es que la semana pasada esta gente gozó de una publicidad refrescantemente poco agresiva, cuando Anonymous publicó una carta ordenándoles que dejaran de exhibir su cómica homofobia por todas partes.

De lo contrario, recibirían el mismo tratamiento que enemigos de primer orden como Visa, PayPal, el gobierno egipcio o la ley Sinde. Como están unas cuantas líneas más atrás en la evolución del activismo, los Bautistas respondieron con un panfleto impreso, con la que debe ser la única respuesta que dan por válida: "Dios odia a los hackers".

La historia empezó a moverse por los medios. Blogs, la radio de Washington DC... La BBC habló por primera vez de ellos. The Guardian llegó a preguntarse si Anonymous no había llegado demasiado lejos con esta amenaza.

El cuento terminaría aquí, pero luego tuvo un giro interesante: Anonymous replicó a los pocos días, en un comunicado de prensa, que no tenían nada que ver con esa amenaza.

"Cuando Anonymous dice que apoya la libertad de expresión, lo dice en serio", razonaba.

Y se aventuraba: "Creíais que podíais jugar con nosotros. Vísteis la notoriedad que estamos alcanzando y quisisteis explotar nuestro paradigma para vuestro propio beneficio. Bueno, aunque os agradecemos vuestro interés, y nos encantaría divertirnos con vosotros, tenemos asuntos más urgentes con los que lidiar por ahora".

Los Bautistas no se han pronunciado desde entonces.

Se podría zanjar la cosa con la apresurada (y probablemente acertada) conclusión de que todo es, efectivamente, una invención para ganar publicidad.

Pero lo interesante aquí es la duda que plantea: ¿Por qué la segunda carta de Anonymous ha de ser la buena, si el grupo tiene una organización amorfa, sin jerarquía ni hoja de ruta?

Y lo que es más interesante: aun si la primera carta la publicara algún renegado de Anonymous con toda la intención de ir a por la dichosa Iglesia Bautista de Wesboro, el mismo grupo lo ha contrarrestado con un comunicado mucho más cabal. ¿Será precisamente la falta de liderazgo y rumbo lo que haga que, ante la duda, reine en sentido común?

En caso de que sea tan fácil que cada uno de Anonymous ataque lo que quiera, ¿surgirá siempre la voz de la razón para contrarrestar? ¿Y será escuchada?

Lo único corroborable es que GodHatesFags.com lleva dos días sin funcionar y ninguno de los dos bandos se ha apuntado el mérito. O Anonymous no ha controlado a sus renegados, o los Bautistas han apagado su servidor para darle más dramatismo a la historia, o ha sido cosa de Dios. Se lo habrá pedido Ronald Reagan.

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