50 proyectiles de artillería norcoreanos, han impactado hace unas horas contra una isla de Corea del Sur en el Mar Amarillo, situada cerca de la frontera marítima entre los dos países. Han muerto dos soldados y otros 12 y varios civiles han resultado heridos, tres de ellos de gravedad.
Corea del Sur ha calificado el ataque de "clara provocación militar" y su Ejército ha decretado el mayor nivel de alerta desde el fin de la guerra de Corea.
Las autoridades surcoreanas han señalado además que, en caso de que se produzca otra provocación similar, habrá "una dura represalia"
El gobierno de Pyonyang, por parte, asegura que fue Seúl la que atacó primero.
Las autoridades han pedido a los 1.700 habitantes de la isla de Yeonpyeong, que se encuentra a unos diez kilómetros de distancia de la costa norcoreana, que abandonen la zona y muchos de ellos han sido evacuados a búnkers.
"Al menos 10 casas están ardiendo. No puedo ver claro debido al humo. Las colinas también están ardiendo", ha declarado un vecino a YTN. "Nos dijeron por los altavoces que evacuáramos las casas".
La televisión de Corea del Sur ha mostrado columnas de humo en el lugar del impacto y la agencia Yonhap informa que el fuego está sin control en muchas viviendas afectadas y que se están produciendo apagones en gran parte de la isla.
La mayoría de los proyectiles norcoreanos han impactado contra una base militar.
La Junta de Estado Mayor del Sur ha confirmado el ataque a la isla, donde hay un destacamento de la marina surcoreana y que el ejército ha respondido con fuego de artillería y el envío de F-16 y F-15.
"Una unidad de artillería norcoreana ha llevado a cabo una provocación ilegal a las 14:34 de la tarde (madrugada en Uruguay) y las tropas de Corea del Sur han respondido inmediatamente en defensa propia", ha declarado un portavoz del Gobierno a la agencia France Presse.
Algunos de los proyectiles del Norte han impactado en la isla y otros en el mar. El presidente surcoreano ha pedido contención para no provocar que se desate un conflicto mayor entre ambos países aunque su Gobierno respondería con contundencia si su vecino del norte continúa con las provocaciones.
"Debemos manejar con cuidado la situación para prevenir la escalada de un choque", ha indicado Lee.
El ataque se produce después de que el pasado fin de semana un científico usamericano revelara la existencia de una sofisticada planta de enriquecimiento de uranio en Corea del Norte, que podría proporcionarle una nueva vía para obtener armas atómicas.
Siegfried Hecker, profesor de la Universidad de Stanford y antiguo director del Laboratorio Nacional de Los Álamos, afirmó que en una visita efectuada el 12 de noviembre a la central nuclear de Yongbyon -la principal del país- las autoridades del país asiático le mostraron unas modernas instalaciones, equipadas con al menos 1.000 centrifugadoras para producir uranio enriquecido.
Sus guías le aseguraron que tienen 2.000 centrifugadoras, que están produciendo uranio de bajo enriquecimiento para alimentar un reactor atómico, aunque insistieron que están destinadas a su programa civil de generación de electricidad.
Hecker calificó la planta de "impresionante", pero advirtió que no hubo manera de comprobar si estaba totalmente operativa.
Este descubrimiento volvió a desatar la alarma internacional. Washington aseguró que es un nuevo "movimiento de provocación", Seúl se mostró "muy preocupado" y Tokio lo calificó de "totalmente inaceptable".
El primer ministro nipón, Naoto Kan , ha ordenado a su Gobierno que esté preparado "para toda eventualidad" tras el ataque de esta madrugada.
El ataque también se produce poco antes de que 70.000 soldados surcoreanos comiencen sus maniobras militares anuales.
Las autoridades norcoreanas han criticado duramente estos ejercicios porque consideran que son un simulacro de invasión de su territorio y constituyen "un acto de provocación previo a una guerra".
Como consecuencia del bombardeo se han suspendido indefinidamente las negociaciones que mantenían ambos países, con la mediación de la Cruz Roja, para facilitar el reencuentro de familias separadas por la guerra.
El lugar de impacto se encuentra cerca de la frontera oeste, una de las zonas donde se concentra la mayor tensión entre ambos países y escenario de varios choques entre ambos en el pasado.
En marzo, un buque de combate surcoreano, con 46 soldados a bordo, se hundió tras el impacto de un torpedo norcoreano.
Tres meses antes los dos países intercambiaron intensos disparos en la zona.
A finales de enero, Corea del Norte abrió fuego hacia el mar desde sus baterías en la costa oeste, a lo que el Sur respondió desde una base situada en una isla cercana a la frontera marítima.
En noviembre del año pasado, patrulleras de los dos países cruzaron disparos después de que un barco norcoreano traspasara la línea divisoria. Un marinero del Norte resultó muerto. En 1999 y 2002, se produjeron enfrentamientos similares.
La frontera en disputa fue trazada de forma unilateral por el mando de Naciones Unidas tras el final de la Guerra de Corea (1950-1953). No es reconocida por Pyongyang, aunque sí por Seúl.
Los dos países continúan técnicamente en guerra, ya que el conflicto armado finalizó con una tregua, que nunca dio paso a un tratado de paz.
La carrera nuclear norcoreana
En 1994, Corea del Norte y USA llegan a un acuerdo por el que Pyongyang se compromete a parar la producción de plutonio en la planta de Yongbyon. USA ofrece a cambio ayudas para la construcción de dos centrales nucleares para la producción de energía eléctrica.
En junio de 2002 los servicios de inteligencia de USA descubren que Pyongyang intenta comprar equipamientos para enriquecer uranio en lugar de plutonio.
En octubre se confirma que Corea del Norte tiene un programa secreto de enriquecimiento de uranio.
El régimen anuncia que retomará las actividades del reactor de Yongbyon y expulsa a los inspectores del Organismo Internacional para la Energía Atómica (OIEA).
En 2003, Corea del Norte acepta sentarse a la mesa de negociaciones con USA, Corea del Sur, Japón, China y Rusia para discutir un programa de desarme. En septiembre de 2005, pacta un plan de desarme a cambio de ayudas. Un día después el régimen se retracta.
En octubre de 2006, Corea del Norte realiza su primera prueba nuclear desatando la alarma internacional.
En febrero de 2007, Corea del Norte acepta otra vez paralizar su programa nuclear a cambio de ayudas.
En junio de 2008, Pyongyang anuncia el desmantelamiento de sus instalaciones nucleares y vuela la torre de refrigeración del reactor de Yongbyon. Pero revoca la decisión dos meses después.
En mayo de 2009, Pyongyang lleva a cabo su segunda prueba nuclear: una explosión atómica subterránea de una potencia similar a la de la bomba atómica lanzada por Estados Unidos de América sobre Nagasaki.
El ataque realizado hoy por Corea del Sur a Corea del Norte puede ser leído en sendas claves de políticas internacional y nacional.
Por un lado, el régimen de Kim Jong-il puede estar buscando endurecer su posición en las negociaciones multilaterales para el desmantelamiento de su programa atómico a cambio de ayuda, que están paralizadas.
Por otro, puede servirle para reforzar la imagen de su Gobierno y la de su hijo Kim Jong-un, a quien Kim Jong-il, de 68 años, que sufrió una apoplejía en agosto de 2008, ha nombrado heredero del trono de la única dinastía comunista del mundo.
Corea del Norte ha repetido en los últimos meses su deseo de regresar a las conversaciones, a la vez que ha reclamado el derecho a ser un estado nuclear, algo que Estados Unidos, Corea del Sur y Japón no están dispuestos a tolerar.
Además, Seúl se niega a volver a la mesa negociadora mientras el Norte siga rechazando pedir disculpas por el hundimiento de un buque de guerra surcoreano el pasado marzo, en el que murieron 46 marineros del Sur. El Norte ha negado cualquier implicación en el incidente.
De ahí que Pyongyang pueda estar intentando con el ataque sobre la isla presionar a Washington para que impulse las negociaciones y quizá, al mismo tiempo, que acepte la existencia de un programa de enriquecimiento de uranio de uso pacífico para generar la electricidad que tanto necesita.
El momento elegido no es gratuito una vez más. Stephen Bosworth, enviado especial usamericano para las negociaciones con el Norte, se encuentra de viaje en Asia para tratar con las autoridades de Corea del Sur, Japón y China el reto planteado por el programa de uranio.
Pyongyang puede estar intentando mostrar su enojo con Washington, porque, tras viajar a Seúl, Bosworth descartó ayer en Tokio el relanzamiento de las conversaciones internacionales.
"No contemplamos la posibilidad de volver a las negociaciones mientras haya programas (nucleares) en marcha o mientras exista la posibilidad de que Corea del Norte realice otra prueba atómica o ensaye otro misil", dijo.
Bosworth aseguró que los otros países que también participan en las conversaciones a seis bandas -China, Rusia, Corea del Sur y Japón- están comprometidos a hacer avanzar el proceso de desnuclearización, pero que duda de la sinceridad de Pyongyang.
La tensión en la zona es alta, después del hundimiento de la fragata surcoreano en marzo y el intercambio de disparos registrado a finales de octubre entre los ejércitos del Norte y del Sur cerca de la Zona Desmilitarizada que separa los dos países.
Este último incidente se produjo pocos días antes de la cumbre del G-20 en Seúl, a la que asistió el presidente usamericano Barack Obama.
Pyongyang tiene tradición de llevar a cabo provocaciones en momentos políticamente sensibles.
Las dos Coreas siguen técnicamente en guerra, ya que el conflicto de Corea (1950-1953) finalizó con una tregua, que nunca se convirtió en tratado de paz.
China
El ataque norcoreano sobre un isla de su vecino del sur, que ya se ha cobrado la vida de al menos una persona, ha desatado una cadena de reacciones de la comunidad internacional.
Uno de los primeros países en pronunciarse ha sido China, el mayor y uno de los pocos aliados de Pyongyang, que ha expresado su preocupación por el incidente y ha llamado a los dos contendientes a “hacer más” para rebajar la tensión.
El portavoz del Ministerio chino de Exteriores, Hong Lei, ha dado una conferencia de prensa en la que ha expresado la “preocupación” de Pekín.
Como aliado norcoreano, lejos de condenar el ataque norcoreano, ha pedido "a las partes implicadas que hagan más para contribuir a la paz y la estabilidad en la región”.
Para ello, cree “imperativo” el regreso a la mesa de negociaciones a seis bandas sobre el programa nuclear de Pyongyang, en la que se sientan USA, Rusia, China, Corea del Norte, Corea del Sur y Japón.
Estados Unidos de América
En un comunicado, la Casa Blanca ha condenado “firmemente” el ataque norcoreano sobre la isla de Yeonpyeong, del vecino del sur, y urge a Pyongyang a detener toda acción “agresiva”.
Además, informa de que el ejército usamericano, que tiene bases en Corea del Sur, está observando atentamente la situación en la península de Corea, aunque destaca que ninguna de sus unidades está implicada en el conflicto en este momento.
En cualquier caso, reafirma su “compromiso” con la defensa de su “aliado, la República de Corea [del Sur]”, con el que dice estar en contacto permanente, así como “con la paz y la estabilidad regional”.
Rusia
El ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov, ha llamado a un alto el fuego "inmediato" en la Península de Corea para evitar el “peligro colosal” de una escalada violenta en la zona, tras el ataque norcoreano a la isla de Yeonpyeong.
“Es preciso detener inmediatamente todos los ataques. Hay un peligro colosal que debe ser evitado. Las tensiones en la región están creciendo”, ha dicho Lavrov, de visita oficial a Minsk, capital de Bielorrusia. Dice que "lo que ha ocurrido es condenable.
Los que lo comenzaron y dispararon contra la isla surcoreana en la zona de la llamada 'línea divisoria' asumen sin duda una enorme responsabilidad. Lo que ha ocurrido requiere consultas”.
En un comunicado, el departamento dirigido por Lavrov se dice “alarmado” por lo ocurrido.
Japón
El primer ministro japonés, Naoto Kan, ha ordenado a sus ministros que estén preparados "para cualquier eventualidad", tras el ataque artillero norcoreano contra la isla surcoreana de Yeonpyeong.
Unión Europea
La jefa de la diplomacia de la UE, Catherine Ashton, ha expresado la “condena enérgica” de los Veintisiete a los disparos norcoreanos a una isla del vecino del sur.
Alemania
El ministro alemán de Exteriores, Guido Westerwelle, se ha declarado “muy inquieto” por la “nueva provocación norcoreana”, el ataque de artillería a la isla surcoreana de Yeonpyeong.
Entiende que esta provocación “pone en peligro la paz en la región”, por lo que espera un “comportamiento sensato de todas las partes” y celebra “los esfuerzos del presidente surcoreano, Lee Myung-bak, por evitar que la situación se agrave”.
Gran Bretaña
El ministro británico de Exteriores, William Hague, ha condenado “firmemente” en un comunicado el ataque "unilateral" norcoreano sobre la isla surcoreana de Yeonpyeong.
“Tales agresiones sin provocación previa no causan más que tensiones en la península coreana”, dice el ministro, que “exhorta fuertemente a Corea del Norte a abstenerse de ataques similares y a adherirse al acuerdo de armisticio coreano”.
Francia
Francia también ha condenado “con la mayor firmeza” el ataque norcoreano, instando a Pyongyang a “detener las provocaciones”, según ha declarado la ministra de Exteriores, Michèle Alliot-Marie.
Fuente:El Pais
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