Se le notan sus ganas de salir adelante, de entrenar, de pelear con la rival que se le cruce en el camino, porque como ella misma lo expresa, lo que vivió fue un milagro: "Tengo una alegría enorme, no lo puedo creer; para mí, esto fue un milagro".
La boxeadora no vivió buenos momentos en estos últimos meses: "Yo me despertaba y se me venía el mundo abajo. No me daban ganas de salir de la cama, no tenía ganas de hacer nada. Estaba entregada, fue espantoso; para caminar, tenía que agarrarme de las cosas. Para ir al baño, me apoyaba en los muebles. Sin duda mis abuelos tuvieron que ver acá... es un milagro".
Chris contó al diario Ultimas Noticias cómo empezó todo esto: "Yo venía ya dolorida hacía mucho tiempo, siempre me molestaba y en el último tiempo, a pesar de hacer fisioterapia, ya no me podía parar de la cama. Pero no se animaban a operarme.
Me fui a las Termas porque me dijeron que el agua me hacía bien, pero me ataqué allá, lloraba del dolor, se me dormía la pierna izquierda. Me trajeron para Montevideo, me internaron en el Americano, me vino a ver mi médico y me dijo que había que hacer una resonancia por las cosas que estaba sintiendo. Había probado de todo, hasta bloqueo, pero nada me hacía bien.
Mi manager, Sebastián Revetria, hizo todas las averiguaciones y se contactó con un neurocirujano de Tacuarembó, el Dr. Villar. Vino a Montevideo, se reunió con mi médico y luego de mirar la resonancia decidieron operar. Era una hernia de disco, hacía tiempo que venía conviviendo con ella".
Estar en el lugar que estuvo Namus, y más siendo deportista, no es fácil: "Muchas cosas se me pasaron por la mente, pero siempre pensé en positivo, nunca en negativo. Yo pensaba que por algo era que me estaban pasando esas cosas. Y bueno, me operaron urgente; tenía unos nervios impresionante por saber qué me iba a pasar en el futuro".
Sin embargo, para ella, la palabra del médico fue fundamental: "Me dio mucha tranquilidad, siempre estuve muy positiva; si me hubiera deprimido, tal vez el resultado era otro. Desde que me internaron, el martes hasta el sábado, toda la familia me apoyó. Tenía claro que más allá de ser campeona del mundo y boxeadora, yo soy persona.
Es bueno siempre tenerlo claro, porque desde que empezó la enfermedad tenía que saber que yo podía hacer otra cosa; mi vida no iba a terminar ahí".
Sin embargo, nadie esperaba un resultado tan rápido: "Me operaron un viernes; cuando me desperté, lo primero que le pregunté al doctor era cómo había salido todo y si iba a volver a pelear y me dijo que sí. Lloré horrible, Villar me dijo que la hernia mía era la más grande que había operado desde el año 2002.
A la noche ya estaba levantada, sin ningún dolor, las piernas y la columna estaban bien. Al otro día me sacaron la curación y me mandaron a mi casa.
Fue una cosa de locos, hacía días estaba llorando y a los dos días estaba bien. Pasé bárbaro la semana y cuando regresé a la consulta, me dijo que podía entrenar.
Me marcó las cosas que tenía que hacer y con el kinesiólogo Walter Ferreira estuve haciendo todo al pie de la letra. Ahora puedo correr, hacía mucho que no lo hacía (y acordarse la emociona mucho)".
Las planificaciones ya comenzaron junto a su promotor: "En diciembre, si Dios quiere, tenemos pelea. La gente me pregunta si no es muy pronto, pero empecé a entrenar lo más bien.
Estoy haciendo las cosas de a poco, no me quiero apurar; si me decían: 'Hoy estás pronta para correr', esperaba un poquito más. Cuando me dijeron: 'Hoy estás pronta para hacer bolsa', esperaba un poco más.
Pero me doy cuenta de que estoy rindiendo muy bien y tengo una fe bárbara para pelear". Ese primer combate en el mes de diciembre aún no tiene rival: "Hablamos sobre la posibilidad de pelear con la paraguaya que le ganó a Comunales en febrero. Ahora estoy entrenando con Javier Velela y Germán Tozdjian en la parte física".
Este milagro para la campeona del mundo hace que las fuerzas crezcan día a día con respecto a entrenar y poder pelear: "Quiero pelear con la colombiana de nuevo. Quiero tener mi revancha con Leily Luz Flores; termine como termine la pelea, no importa, estoy mejor que aquella vez. Estas cosas me hacen cada vez más fuerte y me hacen tener fe.
No tengo que ir a pagarle ninguna promesa a ninguna Virgen, pero sí quiero cumplir con ayudar a otras personas. Tengo un amigo que sale los jueves a la noche a darle de comer a la gente de la calle y lo voy a acompañar. Quiero ayudar, me quiero sentir involucrada con eso, sé que de esta forma le estoy haciendo bien a alguien".
Ahora tiene el orgullo de que su hermana comenzó a entrenar: "Me parece mentira. Arrancó con el boxeo, ahora está esperando que yo me mude más cerca, así se queda en mi casa. El día que hizo una exhibición, que subió al ring, fue como verme a mí. Además, yo le había prestado todo, pollerita, botas, todo, era como verme a mí en el ring. Estoy muy orgullosa de eso".
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