Un lluvia de huevos y zapatos ha recibido al ex primer ministro británico Tony Blair, quien acudió ayer a la firma de ejemplares de sus memorias, "A Journey", en una céntrica librería de la ciudad de Dublín.
Ninguno de los proyectiles lanzados por un grupo de manifestantes antibélicos ha alcanzado al político laborista, gracias al cordón policial desplegado en la O'Connell Street, principal arteria comercial de la capital irlandesa.
Si la primera comparecencia pública de Blair desde la salida al mercado de su libro -el pasado miércoles- concitó la presencia de dos centenares de activistas contra las guerras de Irak y Afganistán, superior fue el número de clientes que acudieron a la librería Easons.
Unas 300 personas aguardaron pacientemente en la cola para adquirir una copia y conseguir la firma del autor, mientras al otro lado de la calle y separados por una barrera de seguridad los manifestantes clamaban contra el "dinero manchado de sangre" que reportará las memorias.
Tres de ellos han sido arrestados después de que se enfrentaran a la policía irlandesa.
El que fuera inquilino de Downing Street a lo largo de una década (1997-2007) ha anunciado que donará los más de cuatro millones de libras percibidos por la obra a la Real Legión Británica, volcada en la rehabilitación de los soldados.
El gesto no ha sido bien recibido por quienes denuncian al hombre que condujo a Gran Bretaña a participar militarmente en Irak, una decisión de la que nunca se ha arrepentido, tal como escribe en A Journey.
La venganza contra Brown
Las memorias políticas más esperadas de los últimos años conforman un recorrido por los tres mandatos consecutivos de Blair, los ataques terroristas del 11-S, la muerte de Diana de Gales y las negociaciones que sellaron la paz en Irlanda del Norte.
El antiguo mandatario se deshace en elogios hacia el ultraderechista ex presidente americano George Bush, a quien tilda de "un idealista" y declara su admiración por el político español de derecha José María Aznar, un "tipo duro", según sus propias palabras.
En uno de los capítulos más polémicos, se despacha a gusto contra su sucesor en el cargo, Gordon Brown, a quien acusa de ser el responsable de la derrota laborista en las elecciones del pasado mayo.
Tony Blair se dispone a repetir la experiencia en una librería de Londres el próximo miércoles, entre draconianas medidas de seguridad que pretenden evitar nuevos incidentes.
Fuente:El Pais.com
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