Un hecho increíble sucedió el pasado sábado 17 de julio 2010 en Chile, en el partido entre Deportes Concepción y Rangers, por la Segunda División. El lamentable incidente tuvo como protagonistas a un árbitro y a un futbolista paraguayo.
Deportes Concepción vencía por 1-0 a Rangers ante 4 mil espectadores por un gol de Vergara, a los 19 del segundo tiempo. Y seis minutos después, comenzaba la debacle. El árbitro Marcelo Miranda sancionó un penal para Deportes Concepción. Pero el tiro desde los doce pasos fue ejecutado en cuatro oportunidades. Y estas decisiones alteraron los nervios de los futbolistas.
La primera vez que ejecutó el penal, Patricio Almendra convirtió pero el árbitro anuló el gol por invasión de área. El mismo jugador remató en segunda instancia y el arquero Contreras atajó; pero el juez dijo que el arquero se adelantó y ordenó una nueva ejecución.
Para la tercera opción se cambió el ejecutante: tomó la pelota el colombiano Hamilton Ricard y se volvió a lucir Contreras, pero la invasión de los delanteros privó de la celebración al arquero. En la cuarta ocasión, Ricard metió el gol y Miranda lo convalidó. Pero fue el principio del caos.
Enseguida llegó el descontrol. A los 31, el paraguayo José Pedrozo cometió una fuerte infracción y fue expulsado. Cuando Miranda le mostró la roja, el guaraní se volvió loco. Lo agarró por atrás e intentó ahorcarlo. Sus compañeros del Rangers lo separaron. Pero Pedrozo intentó una nueva agresión.
Y, otra vez, sus compañeros lo persiguieron, le hicieron un tackle, terminaron en el piso y evitaron una tragedia. La policía intervino y se llevó al agresor.
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